Hace año y medio que Damien Marantelli, australiano ingeniero de minas, fue nombrado consejero delegado de Cobre Las Cruces, la mayor mina a cielo abierto de Europa, ubicada entre los municipios de Gerena, Salteras y Guillena. Coincidiendo hoy con el día de Santa Bárbara, patrona de los mineros, Marantelli cuenta cómo la mina hispalense se ha convertido en punta de lanza de su empresa matriz, la multinacional canadiense Inmet Mining, y en el mayor proyecto industrial de la provincia de Sevilla.
-Cobre Las Cruces empezó a operar hace dos años y medio. ¿Qué balance hace de este periodo?
-Hay dos aspectos a resaltar en estos años. Por un lado, todo el trabajo para poner en marcha la operación de extracción, con un potente plan de inversión en tecnología para ponernos a la cabeza en el negocio de minas. Han sido dos años de inversión, digamos que estábamos preparándonos, y los beneficios no se pueden juzgar al mismo nivel que los de este último ejercicio. Otro aspecto es el que tiene que ver con la crisis global de la economía. Sabíamos que iban a ser dos años difíciles. Pero, por suerte, la economía en la India y China no se ha visto resentida tanto como aquí. La demanda de materias primas ha seguido creciendo en estos países a buen ritmo, y los productores de cobre de todo el mundo envían más material allí que a ningún otro país.
-Las Cruces necesitó diez años para empezar a funcionar. ¿Es normal toparse con tantos trámites burocráticos para empezar a extraer cobre?
-Cualquier operación de minería necesita tiempo para ubicarse y desarrollar una estrategia de negocio. En algunos países lleva más tiempo y en otros nunca llega la autorización ni la oportunidad de explotar las tierras. En nuestro caso, descubrimos el hallazgo en 1994, pero necesitamos mucho tiempo para identificar la tecnología adecuada y lograr los permisos para desarrollar la operación. Todos esos aspectos nos llevaron bastante tiempo. ¿Nos hubiera gustado empezar antes? Sí, seguro. Pero dadas las circunstancias, creo que hicimos un buen trabajo.
-La planta está diseñada para producir 72.000 toneladas de cobre al año. ¿Cuándo estará al 100%?
-Todavía no estamos al 100%. Probablemente en un mes alcanzaremos el 80% de nuestro rendimiento de producción. Todavía hay un par de cosas que tenemos que mejorar dentro de la planta, pero conseguiremos llegar a nuestro límite el próximo año.
"El oro está a cien metros de profundidad"
-¿Qué hay de la veta de oro que hallaron en abril? ¿Es rentable para iniciar la extracción?
-Bueno, estuvimos pensando en hacerlo. El oro que contiene el yacimiento está ahora a 100 metros bajo tierra y sobre él hay varias capas de material de difícil acceso. Estuvimos estudiando la rentabilidad, pero lo descartamos. Nuestro proyecto se centra en la extracción de cobre principalmente. Por el momento no vamos a explotar ese oro, no lo necesitamos. Además de oro hay otros muchos elementos de valor, es un filón bastante rico en minerales, pero no vamos a sacar partido de ello. No más que el cobre...
-¿El cobre da más beneficios que el oro?
-Oh, sí. A largo plazo, por supuesto. El cobre es la principal materia prima de nuestra mina. Tenemos más de 17 millones de toneladas de cobre bajo tierra. Junto a esto, la presencia de oro es muy rica, pero testimonial.
-Entonces, ¿le pareció exagerado leer en todos los periódicos que habían descubierto oro?
-Bueno, digamos que sí. Es normal que la gente se emocione cuando le dices que has encontrado oro. En el contexto económico actual, el oro es ahora un metal de mucho valor, que ofrece grandes beneficios. Pero, insisto, tenemos 17 millones de toneladas de cobre ahí abajo, y eso es una impresionante fuente de riqueza potencial. El cobre es el principal objetivo de nuestro negocio.
-¿Cuál es la contribución de Las Cruces a la economía de Gerena, Salteras y Guillena?
-Es difícil concretarlo. Tenemos a más de mil empleados en la mina, de ellos el 40%, unos 400, son de la comunidad local de Gerena, Salteras, Guillena y La Algaba. También generamos empleo indirecto por empresas ajenas y proveedores que trabajan con la mina. Desde que empezamos la operación, hace tres años casi, hemos gastado 40 millones en bienes y servicios para proveedores y contratistas de la comunidad local. En fase de construcción y mantenimiento hemos dejado más de 600 millones de euros en sueldos o impuestos. Así que creo que nuestra contribución a reactivar la economía de la provincia ha sido muy significativa.
-La mina de Riotinto abrirá probablemente en 2012. ¿Qué efecto tendrá para ustedes?
-No creo que nos afecte, al menos no directamente. Nosotros vendemos directamente a empresas manufactureras, no somos competidores directos de Riotinto. El sector es suficientemente amplio para todos. Vemos con buenos ojos el desarrollo de la minería metálica en Andalucía con todos los proyectos que están en marcha o pendientes de iniciar actividad.
-Las Cruces produjo 28.000 toneladas de cobre el año pasado, ¿cómo espera cerrar este ejercicio y qué expectativas tiene para el año que viene?
-Bueno, todavía no tengo los números definitivos para el cierre de este año. Pero puedo adelantarle que desde principios del año que viene estaremos en disposición de producir 6.000 toneladas de cátodos de cobre al mes. Queremos estabilizar ese ritmo de producción de ahora en adelante.
-¿Cómo explica esos resultados, cuando otras minas como Aguas Blancas, en Huelva, Sevilla y Badajoz, están prácticamente en quiebra? ¿La crisis no les ha tratado igual?
-Desconozco la estrategia financiera y las inversiones que habrán hecho otras minas. Nosotros invertimos más de 800 millones en Las Cruces, sobre todo para garantizar una tecnología que no limitase nuestras expectativas de mercado. La inversión en tecnología es uno de los principales beneficios de nuestra mina.
-¿El pinchazo de la burbuja inmobiliaria en España tuvo algún efecto en sus cuentas? Creo que el sector de la construcción demandaba mucho cobre...
-Sí, es cierto. Una parte importante de la producción del cobre va destinada al mercado inmobiliario, para la construcción de casas. Pero nuestro mercado principal es la industria. Además, como le dije, China y la India son los principales compradores de cobre en el mercado mundial...
-El 95% de su producción de cobre se vende en España, ¿no?
-Sí, principalmente vendemos en España, aspiramos a ser el principal proveedor de cobre del país. Una cuarta parte del material que absorba el país saldrá de nuestra mina. Mientras más vendemos en España, mejor, porque es más barato para nosotros. Nosotros lo preferimos, pero además es más rentable para la economía española, lo cual es maravilloso. Hay una coalición entre la economía de España y la producción de cobre. El efecto que haya podido tener el pinchazo de la burbuja inmobiliaria en España en la venta de cobre ha estado muy limitado.
"Yo mismo la he bebido el agua de la depuradora"
-Las Cruces ha sido expedientada en ocho ocasiones por riesgos medioambientales. ¿Cree que la política ambiental de la Junta es demasiado estricta?
-No, no creo que sean especialmente estrictos con nosotros. Los requerimientos que hemos recibido buscaban proteger la salud pública y el medio ambiente y eso lo entiendo. Respetamos el papel que corresponde a la administración. No estamos de acuerdo con los límites que nos han impuesto, pero los aceptamos porque son las reglas con las que jugamos. Aunque quizá sin otros precedentes que no tienen nada que ver con Las Cruces no hubieran sido tan duros con nosotros. Lo que la gente tiene que entender es que el hecho de que nosotros no estemos de acuerdo con esos límites concretos no significa que no compartamos la necesidad de que exista un control riguroso para que nuestra actividad no perjudique el medio ambiente. Si lo hiciéramos, nos pararían. Pero si puntualmente se produce alguna superación de los límites autorizados, como ha ocurrido, esto no supone contaminación alguna, sino una cuestión de autorizaciones administrativas...
-¿Qué espera ahora de la administración?
-Lo que estamos buscando es negociar nuevos límites que nos den la oportunidad de desarrollar al máximo nuestra actividad en la mina y que a la vez garanticen que no causarán ningún impacto negativo en el entorno.
-¿No teme que los jueces paralicen la actividad de la mina?
-No creo que vaya a darse esa circunstancia. Hemos invertido 50 millones en el plan global de tratamiento de agua, 28 sólo en la planta de depuración. Estamos seguros de que nuestros propios límites son ya de por sí estrictos y constituyen una garantía de que no habrá un impacto negativo en la población ni en el medio. Lo que estamos haciendo ahora, en esta parte del proceso, es hablar con el Gobierno y mostrarles los resultados de nuestros análisis para demostrar que se ajustan a los requerimientos ambientales que nos exigen. Podemos demostrar que no hay ningún riesgo en ninguno de los pasos del proceso de extracción de la mina. Estamos haciendo lo que tenemos que hacer, lo que nos han dicho que hagamos.
-¿Cuánto han pagado hasta ahora en sanciones impuestas?
-Tenemos varias causas pendientes en los juzgados por temas ambientales, que estamos defendiendo y continuaremos haciéndolo porque no creemos que hayamos hecho nada incorrecto. La única sanción que hemos pagado, 30.000 euros, nada tiene que ver con temas medioambientales, sino con un accidente laboral.
-¿La nueva planta de tratamiento de agua garantiza la calidad del acuífero?
-Creo que no hay ninguna tecnología superior en el mercado para garantizar la calidad del acuífero ahora mismo. Estamos produciendo agua saludable en estos momentos, más de lo que era antes de usarla para la extracción, tan saludable que podemos incluso beberla. Yo mismo la he bebido.
