El ciclo El flamenco que viene abre esta noche (Teatro Alameda, 23 horas) una ventana a los dos músicos más interesantes de la escena extremeña actual, el guitarrista Miguel de Tena y el cantaor Javier Conde, quienes, a dúo, ya han paseado su directo por buena parte de la geografía española, avalados ambos por el Festival de Las Minas.
Concretamente, Miguel de Tena logró en 2006 la Lámpara Minera al obtener los primeros premios en mineras y tarantas. Se trata, según glosa su compañero de fatigas Javier Conde, "de un cantaor de estilo bronco, de tesitura alta, voz fina, aguda, reivindicador del estilo de Vallejo".
A la manera que los cantaores de los años 20 y 30, a los que tanto confiesa venerar Tena, el intérprete es "un auténtico estilista en los fandangos a ritmo. También se muestra atrevido en malagueñas y granaínas", según apuntó ayer el director de la Bienal, Domingo González.
No obstante, Tena, en todos sus recitales, pretende salirse de los palos más trillados para también mostrar su dominio sobre otros estilos propios de Extremadura, como los tangos y los jaleos, piezas que abordará en el recital de esta noche.
Por su parte, Javier Conde, a pesar de su juventud, "posee las difíciles aptitudes artísticas del sabor, la gran técnica deslumbrante y una fuerte personalidad interpretativa", al decir del también guitarrista Andrés Batista. Estas cualidades le presentan en la actualidad, no como una atrayente promesa, sino como "una elocuente realidad, que cualquier profesional o aficionado de este arte puede reconocer y apreciar". "Su nombre está entre los primeros de la guitarra", dijo González.
