Aunque no tuvo cartel propio en la última edición de la Bienal de Flamenco, Miguel Poveda dejó su sello con tan sólo un cante en el espectáculo Tórtola Valencia de Isabel Bayón, una colaboración tan memorable que le ha valido el Premio al Duende de los periodistas sevillanos, que viene a sumarse a su flamante Premio Nacional de Cante concedido por la Cátedra de Flamencología de Jerez de la Frontera (Cádiz).
Mañana, por esas raras paradojas de los grandes eventos, el cantaor ausente en la Bienal sí estará en el escenario del Womex menos flamenco que imaginarse pueda. Nada de ello debe afectar, sin embargo, al indudable brillo de los metales que el artista de Badalona posee en su voz, unos atributos naturales que sumados a una insólita sabiduría, pacientemente adquirida, han hecho de él uno de los referentes insoslayables del actual panorama del arte jondo.
El Poveda que podrá encontrarse el público del Womex mañana noche (21.30 horas) estará acompañado por la acreditada guitarra de Alfredo Lagos, la percusión de Paquito González -que hará doblete tras actuar, también hoy (20.30 horas), con la formación Ultra High Flamenco que lidera José Quevedo Bolita-, y las palmas de Luis Cantarote y Carlos Grilo. Cabe esperar, pues, que el talentoso cantaor muestre su lado más ortodoxo, el mismo que ha venido conviviendo sin ningún problema con la veta más experimental de Poveda, fruto de una apreciable apertura de miras.
