El PP se ofrece a pactar el Presupuesto para evitar las elecciones

Ve a la presidenta preocupada únicamente por confrontar con Rajoy y a IULV-CA sólo pendiente de Podemos.

el 02 sep 2014 / 18:13 h.

moreno El presidente del PP andaluz, Juan Manuel Moreno Bonilla, reapareció ayer en Sevilla en un reunión con su grupo parlamentario y optó por un perfil moderado y conciliador pese a  hacer un retrato catastrófico del primer año de gestión de Susana Díaz al frente de la Junta. Los populares andaluces han endurecido en las últimas semanas su discurso sobre la corrupción y losataques a los socialistas. Un giro hacia el ala más dura del PP que sus adversarios han atribuido a lo que llaman la vuelta de «la cuadrilla de [Javier] Arenas» a la primera fila, después de que Moreno haya rescatado a los pesos pesados de la antigua dirección y les haya dado voz en el Parlamento. Sin embargo, el líder de la oposición dejó ayer claro que ese registro se lo dejará a sus segundos en un reparto nítido de papeles. Moreno arrancó el curso parlamentario ante sus diputados –sin Arenas ni Antonio Sanz y con la ausencia de la mayoría de los alcaldes que ocupan escaño– eligiendo el traje de hombre moderado de centro, conciliador y buscador de acuerdos y diálogo. Hasta tal punto que en lugar de pedir elecciones, lo que sería lógico de seguir el hilo del relato que lleva haciendo el PP todo el verano desde que estalló el escándalo del fraude de los fondos de formación, reclamó estabilidad y tendió la mano al PSOEde Susana Díaz para pactar el Presupuesto de 2015. Del ying al yang. Cuando el pacto de PSOE e IU en la Junta da algunos síntomas de inestabilidad y la propia presidenta andaluza ha abierto la posibilidad de unas elecciones anticipadas este otoño si no salen adelante las cuentas para 2015, aunque después ha plegado velas y ha intentado zanjar ese debate, el líder del PP se lanzó ayer a ofrecer la estabilidad que asegura le falta al Gobierno. Sería un milagro político que la oposición y el Ejecutivo andaluz llegaran a algún acuerdo en el Presupuesto. Este es un terreno abonado para la pelea más dura y más en un momento en el que los socios en el Gobierno, PSOEe IU, se erigen en contrapunto de las políticas de Mariano Rajoy. Por eso, la declaración de intenciones que ayer firmó Moreno Bonilla no pasa de ser un brindis al sol pero dice mucho de la estrategia que piensa seguir la oposición. El líder del PP-A puso siete premisas para dialogar. Una rebaja de la presión fiscal, un compromiso de mayor eficiencia en la ejecución presupuestaria, no más recortes en los servicios públicos esenciales, una revisión de los gastos superfluos, un plan de pago a proveedores, medidas a favor de restituir los derechos cercenados a los empleados públicos andaluces y el compromiso de recuperar los millones de euros defraudados a la administración autonómica. Esas fueron sus condiciones. Ninguna disparatada para entablar una negociación que posiblemente ni se  abrirá con un Gobierno que culpa a las políticas del PP de todos los recortes que están obligados a asumir –600 millones de euros más en 2015. El líder del PP andaluz asegura que ha estado todo el verano trabajando en reuniones discretas con sectores profesionales diversos (médicos, profesores, funcionarios, agricultores...) y no duda en mostrar su convicción personal de que Susana Díaz encabeza un gobierno «paralizado, sin pulso, sin medidas», «noqueado y desquiciado por la corrupción». Su argumentario incluye la petición de una crisis urgente en el Ejecutivo andaluz ya, este septiembre. Fuentes del Gobierno llevan días descartando esta posibilidad. Y a su adversaria Díaz le dio suspensos por doquier, con el paro y el deterioro de la sanidad pública andaluza como principales argumentos. Como es habitual en todos los políticos, Moreno Bonilla no hizo autocrítica ni puso deberes a sus diputados. Su principal reto es consolidar su liderazgo en un partido donde surgieron dudas sobre su capacidad para tomar las riendas tras el pésimo resultado de las europeas. Aunque Rajoy ha dado signos de arropar a su elegido, las alarmas siguen encendidas. El PP andaluz jugará al doble juego de atacar con dureza y tender la mano. Esa parece ser la apuesta.

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