Moreno promete "el cambio" a un PP que pelea por atajar su crisis interna

El nuevo líder, elegido por el 98,5% de los votos, entrega el mayor poder orgánico a Málaga y sitúa a Elías Bendodo, hombre de su confianza, como portavoz regional. El flamante presidente, que acaparará el protagonismo mediático, cultivará la «micropolítica» en cada pueblo para darse a conocer y sumar apoyos.

el 01 mar 2014 / 19:33 h.

Juan Manuel Moreno posa con los integrantes de su equipo durante la presentación de su candidatura a la presidencia del PP-A ayer en el XIV Congreso Regional del PP andaluz, en Sevilla. / José Manuel Vidal (EFE) Juan Manuel Moreno posa con los integrantes de su equipo durante la presentación de su candidatura a la presidencia del PP-A ayer en el XIV Congreso Regional del PP andaluz, en Sevilla. / José Manuel Vidal (EFE) (FOTOGALERÍA. Congreso del PP-A) El PP andaluz se conjuró este sábado para hacer borrón y cuenta nueva de una etapa de secano y para pasar página a una sucesión que ha resultado un despropósito. Después de 19 meses de interinidad del líder regional, Juan Ignacio Zoido, que aceptó a regañadientes la orden de pilotar el partido tras la victoria frustrante del 25-M, los populares andaluces tienen al fin un referente claro que les guíe en el difícil reto de gobernar Andalucía. Juan Manuel Moreno Bonilla, malagueño de 43 años, fue elegido con una amplísima mayoría (98,54%) nuevo presidente del PP-A y candidato a la Junta. El flamante líder prometió a los suyos que gobernará Andalucía siempre que el partido esté unido. Le acompaña un equipo renovado, joven y más femenino que nunca, que respeta los equilibrios territoriales –otorga una vicesecretaría a cada provincia–y que consolida a Málaga como el epicentro del poder orgánico. Málaga, la provincia donde el PP cosecha más votos, toma de Sevilla el timón de la dirección del PP andaluz. Malagueño es Moreno Bonilla, el nuevo presidente, que ha rescatado la figura del portavoz del partido de la etapa de Javier Arenas y ha situado a una persona de su máxima confianza: a Elías Bendodo, presidente del PP malagueño, de la Diputación y su principal valedor en el proceso de sucesión. Su elección ha levantado resquemores. De Málaga es también Patricia Navarro, vicesecretaria de Organización. La nueva dirección del PP, con una edad media de 39 años, paritaria y de tinte municipal, es un reflejo evidente de quiénes han sido los vencedores del relevo popular. Junto a Arenas, al que muchos consideran como el gran ganador de su pulso con la secretaria general del PP, Dolores de Cospedal, los presidentes provinciales de Cádiz, Antonio Sanz, y Málaga son los que más activamente apostaron por Moreno Bonilla –también lo hizo la vicepresidenta del Gobierno, Soraya Sáenz de Santamaría, otra enemiga de Cospedal–. Hay arenistas claros en la nueva dirección, como la sevillana Patricia del Pozo (vicesecretaria de Política Institucional) y una persona muy cercana a Antonio Sanz: Ana Mestre (Política Municipal). El malagueño, que ha inyectado energía y optimismo a un partido que ha encontrado abatido, pese a ser la primera fuerza de la comunidad, ha atendiendo muchas de las demandas de los presidentes provinciales y ha intentado que ningún bando quedara agraviado, aunque Sevilla es la provincia que más poder pierde. Su apuesta más personal ha sido situar a Dolores López Gabarro, alcaldesa de Valverde (Huelva), de 37 años, en la secretaría general. Con Loles, como la llama todo el mundo, el nuevo líder quiere ganar terreno en la Andalucía del interior, territorio comanche para el PP y que es clave para conquistar San Telmo. Su perfil guerrero y vehemente servirá además de contrapeso al ciclón que representa la presidenta de la Junta, Susana Díaz, en los grandes debates del Parlamento aunque, por ahora, será Carlos Rojas, el portavoz parlamentario, quien intervendrá en las sesiones de control. La apuesta rural se ve también en la elección de la número tres, la sevillana Virginia Pérez, concejal en La Rinconada y hasta ahora secretaria de Organización del PP de Sevilla, que ocupará la vicesecretaría general (otro cargo resucitado de la etapa de Arenas). Juan Manuel Moreno. / EFE Juan Manuel Moreno. / EFE Un comité de dirección aclarará el espacio, sobre todo mediático, de cada dirigente, pero el nuevo presidente regional, que es todavía un desconocido en Andalucía y que hará oposición fuera del Parlamento, acaparará todo el protagonismo posible, aseguraron fuentes de su entorno. Ahora le toca cultivar la «micropolítica» desde todos los rincones de la comunidad, añadieron las fuentes. Pero la primera tarea que deberá afrontar sin duda es recomponer un partido zarandeado por una sucesión interminable y plagada de errores que ha dejado al desnudo una guerra fratricida que viene de lejos. Las heridas están ahí, al descubierto, y a Moreno Bonilla le toca ahora suturarlas. Todos destacan del nuevo líder su capacidad de diálogo, de llegar a acuerdos, su talante conciliador y su discurso amable, sin estridencias. Unidad fue la palabra más repetida en la primera jornada del congreso extraordinario. «Quiero contar con todos, os pido que me ayudéis. Hoy comienza una nueva página de la historia, una página de cambio, alternancia, pero solo lo conseguiremos cogidos de la mano», avisó Moreno Bonilla. En el PP-A son conscientes de que solo si el partido es una piña tendrá opciones reales de disputar la Junta al PSOE. «Nuestra fortaleza es la unidad. No me cabe duda de que Juanma la va a preservar, como lo hicieron Javier Arenas y Juan Ignacio Zoido», dijo el secretario general saliente, José Luis Sanz, al presentar su informe de gestión. Sanz se despidió con un discurso «generoso y elegante», reconocieron los populares, teniendo en cuenta que ha sido el mayor damnificado del relevo andaluz. Este iba a ser el congreso que auparía al ahora número dos a la presidencia del partido, pero el presidente del Gobierno y del PP, Mariano Rajoy, frenó en seco (por dos veces) su designación, la última horas antes de presentar ante la prensa su candidatura, y se decantó por el secretario de Estado de Igualdad y Servicios Sociales, el candidato que vino en AVE y que ha tenido muy poca vida orgánica en Andalucía. Sanz era el preferido de Zoido y de Cospedal, que ha quedado muy desacreditada por la decisión in extremis de Rajoy. Cospedal, que tardó una semana en hablar con Moreno, lo arropó ayer con un discurso muy frío en el que no destacó ninguna de sus virtudes como candidato. «Querido Juan Manuel, que nada te desoriente de tu principal objetivo, ni lo que ha pasado, ni lo que pase ni lo que pasará», le aconsejó. El que estaba exultante era Arenas, que tomó la palabra sin que estuviera previsto y confesó estar «muy contento» por la elección del malagueño. Moreno Bonilla, que será cesado el próximo viernes como secretario de Estado y que «no tiene prisa» por ocupar un escaño en el Senado, se ha marcado el reto de gobernar Andalucía en seis años. Su proyecto es el de un PP-A «de calle, abierto, plural y honesto», un partido que quiere alejar del estereotipo de señorito andaluz –ayer volvió a reivindicar sus orígenes humildes–. Le queda un trabajo arduo por delante. Lleva 19 días recorriendo todas las provincias y en este tiempo el PSOE le ha atacado por la polémica sobre su currículum, por ser un candidato «sin discurso andaluz», que ha cobrado sobresueldos del PP y que ha «desmantelado» los servicios sociales. Los suyos están convencidos de que, esta vez sí, el cambio político vendrá de su mano.

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