Local

Mucho cuidado con el invento

El hecho de que el PSOE, con mayoría absoluta - cortita pero cierta - en la cámara andaluza, perdiese la semana pasada dos votaciones sin demasiada importancia, a causa de la ausencia de dos diputadas por baja maternal, otra, por enfermedad, Chaves en un acto protocolario, han precipitado...

el 15 sep 2009 / 16:56 h.

El hecho de que el PSOE, con mayoría absoluta - cortita pero cierta - en la cámara andaluza, perdiese la semana pasada dos votaciones sin demasiada importancia, a causa de la ausencia de dos diputadas por baja maternal, otra, por enfermedad, Chaves en un acto protocolario, han precipitado el que se comience a buscar fórmulas para salvaguardar una efectiva aplicación de la ley de paridad, de forma que la falta de diputadas a votaciones obligadas, por causa de partos o embarazos, no se traduzca en la pérdida de esos votos para su grupo parlamentario. Esto se piensa conseguir arbitrando fórmulas que permitan el voto a distancia o la delegación del mismo.

Lo cierto es que, aún comprendiendo el enfado del PSOE por haber perdido una votación, algo a lo que últimamente están muy poco acostumbrados, con la agravante, además, del numerito montado por los seis diputados, no tienen diputadas, de IUCA, hay que pensar que la reforma planteada, sugerida o intentada, desde la presidencia de la cámara, se merece un periodo de reflexión, porque nunca es bueno tomar decisiones, o adoptar medidas, al calorcillo de un enfado.

Lo que se pretende es que las diputadas, en avanzado de gestación, o recién paridas, puedan ejercer su derecho, y su obligación al voto, aunque no puedan estar presentes en el plenario. Esto es perfectamente entendible, si sólo se contempla desde la óptica de ayudar al cumplimiento de la ley de paridad porque, de esta manera, se garantizaría que ningún partido o grupo vería mermados los votos de su formación, por el hecho de tener más o menos mujeres en sus listas. Y la verdad es que con la aplicación de la ley cada día hay más mujeres en las cámaras y, por tanto mayores posibilidades de que se produzcan esas circunstancias.

Hasta aquí, de acuerdo, pero hay que considerarlo también desde otras ópticas, para impedir que la discriminación que se pretende evitar, de lugar a múltiples discriminaciones. Porque si esa nueva fórmula de voto se aplicase sólo por motivos de parto o embarazo - salvadas las múltiples dudas legales y constitucionales que el tema suscita - quedarían excluidos de la posibilidad de votar, los ausentes por enfermedades graves, o por circunstancias personales o familiares insoslayables. Por ejemplo la muerte de un padre, de un cónyuge, de un hijo o de un hermano. ¿Dónde se pone el límite si se empieza el proceso? Porque si vamos ampliando motivos, podemos llegar a considerar causas justificadas para votar en ausencia, el ser víctimas de una serie de circunstancias imprevistas, o imponderables varios, como la cancelación de un vuelo, el verse involucrado en un accidente de tráfico, o el quedarse encerrado en un ascensor del parlamento como alguna vez ha ocurrido.

Si a eso vamos, hay una fórmula fácil, que es implantar el voto ponderado, de forma que el voto de los portavoces de cada grupo parlamentario, valga por el total de los miembros de su formación, con lo cuál se ahorraría tiempo y no importarían las ausencias. Eso sí, se cargaría la esencia del parlamentarismo, que es esa condición, única e intransferible, que te permite estar, hablar y votar. Se pueden buscar fórmulas, con tranquilidad, pero mucho cuidado con el invento.

Periodista. juan.ojeda@hotmail.es

  • 1