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Muere Jackson, nace la leyenda musical

La muerte de Michael Jackson ha conmocionado al mundo de la cultura y el espectáculo y ha movilizado a millones de seguidores de su música en todo el mundo. Según las primeras pesquisas, una sobredodis de morfina ha acabado con la vida del genial intérprete y compositor a la temprana edad de los 50 años y cuando se encontraba a punto de retomar...

el 16 sep 2009 / 04:51 h.

La muerte de Michael Jackson ha conmocionado al mundo de la cultura y el espectáculo y ha movilizado a millones de seguidores de su música en todo el mundo. Según las primeras pesquisas, una sobredodis de morfina ha acabado con la vida del genial intérprete y compositor a la temprana edad de los 50 años y cuando se encontraba a punto de retomar su carrera profesional con una gira de conciertos que tenía previsto arrancar el próximo 17 de julio en Londres.

La vida de Michael Jackson no ha sido un modelo a seguir. Sus desordenadas costumbres, sus inseguridades y sus polémicos acercamientos a la infancia, que muchos llegaron a relacionar con la pederastia, hicieron que su figura humana se deteriorara a la misma velocidad que se iba agrandando la leyenda del artista. Porque Michael Jackson fue eso, un artista genial que se convirtió por derecho propio en el rey mundial del Pop.

Sus cualidades innatas para cantar, con una personalísima voz cargada de registros y melismas, unido a su capacidad para crear e interpretar vanguardistas coreografías de baile y a su indudable talento para componer canciones de extraordinario nivel hicieron que confluyeran en una misma persona todos los ingredientes para forjar una estrella mundial, convertida a su muerte en una leyenda de la música a la altura de mitos como Elvis Presley o Frank Sinatra.

Jackson nunca se aceptó a sí mismo y ha sido ese inconformismo, su tímida inseguridad y el halo de misterio que le rodeaba, lo que agrandó su figura hasta que optó por montar su propio mundo infantil en el que, en su afán por no madurar, se perdió por caminos erróneos que jamás deben tomarse como modelo ni ser justificados por los millones de fans a los que deja huérfanos. Es justo honrar a un héroe de la música, que supo rodearse de los mejores para envolver su arte con el más brillante celofán, pero la fama no da derecho a traspasar ciertos límites, ni siquiera a los mitos.

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