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Munición

Lo de Mercasevilla es una vergüenza y un escándalo. Un latrocinio indiscutible por parte de unos sinvergüenzas que a la falta de honradez acompañan la de inteligencia y recato.

el 16 sep 2009 / 08:33 h.

Lo de Mercasevilla es una vergüenza y un escándalo. Un latrocinio indiscutible por parte de unos sinvergüenzas que a la falta de honradez acompañan la de inteligencia y recato. Por la prensa lo hemos sabido y hemos conocido hasta los últimos detalles, que ponen de manifiesto un imperio de corrupción; también hemos podido comprobar cómo han reaccionado la Administración y los partidos políticos, cada uno en su puesto; unos mejor que otros, la verdad. Pero ahora esta triste historia se ha convertido en otra cosa, en munición para un partido y sus periódicos, que son como baterías de costa, siempre apuntando al mismo sitio esperando que alguien los recargue. El Partido Popular lo eleva a cuestión nacional, y lo airea allí donde puede, presentándolo como financiación ilegal del partido rival; sus periódicos, que los tiene -o ellos lo tienen a él, nunca lo he tenido claro-, lo sacan a la luz de nuevo, cuando ya era conocido, porque interesa para elaborar un discurso y crear una opinión. Mercasevilla no es el Gürtel andaluz y socialista, como algunos creen, sino el Contragürtel, la reacción de un sector político y empresarial para intentar salir de un agujero que les estaba haciendo perder mucho. Como un espejo, corrupción contra corrupción, desalmado frente a desalmado. Da igual la cuantía de lo desviado o pretendido desviar, el daño real a la sociedad, el número de implicados y su actuación. Lo importante es la adscripción del chorizo, porque es lo que permite tirar por elevación y vestir de corrupto a toda la organización. No hay responsabilidad, odio por el delito o amor a la justicia, sino interés balístico. Hace falta munición, y la han encontrado. Lo de esta gente con nuestra empresa sevillana nos va a costar mucho más del dinero que nos han levantado. Sentiremos ahora lo mismo que muchos valencianos habrán sentido durante estos últimos meses, el bochorno de verse en los papeles por una cosa como ésta, el enfado de ver como la lucha política y periodística, que en España son una misma cosa, nos presenta como un espacio de corrupción sistemática y generalizada. Que se unan las palabras "Sevilla" y "soborno", en muchos medios. No nos los merecíamos, los sevillanos; los valencianos tampoco. Somos las víctimas colaterales de una confrontación política que ha perdido el rumbo.

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