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Nervión no está para lamentos: 19 jornadas consecutivas sin ver una derrota

El Sevilla se cura las heridas de la Copa con medicina ?Champions. Ganó justamente y dio una alegría a su afición, que vuelve a soñar con el gran objetivo

el 01 feb 2015 / 23:52 h.

Los jugadores, agradecidos a la afición (Foto: Manuel Gómez) Los jugadores, agradecidos a la afición (Foto: Manuel Gómez) Nervión no está para lamentos. El duro varapalo que supuso la eliminación en la Copa del Rey ya es historia (o debe serlo). Al menos así lo quiso el Sevilla con su triunfo sobre el Espanyol en otro duelo intenso; esta vez, en Liga. El pitido final trajo consigo una explosión de alegría para los aficionados, que festejaron, resoplando aunque por todo lo alto, una victoria clave. Clave porque permite tapar la herida abierta el pasado jueves y, además, de la mejor forma posible en estos momentos: con medicina Champions. El equipo de Unai Emery es cuarto en la clasificación con 42 puntos y un partido menos que sus rivales directos. ¿Hay que creer o no hay que creer en él? Es evidente que son muchas las cosas a mejorar (rendimientos individuales y colectivos, decisiones...), pero también que hay un plantel dispuesto a llegar lejos. Poner todo en duda por la reciente eliminación es tan injusto como irresponsable. Este Sevilla es el dueño de la mejor primera vuelta de la historia del club. Que le quiten lo bailao. Gran parte de la culpa de esa situación liguera reside en el extraordinario papel que está realizando como local. El Sánchez-Pizjuán, su santuario, es inexpugnable, hasta el punto de que el Sevilla cumplirá un año de calendario manteniendo la condición de invicto en él en Liga. Desde que cayó a manos del Barcelona (1-4) el 9 de febrero de 2014, el conjunto nervionense acumula nada menos que 19 partidos ligueros (catorce victorias y cinco empates) sin conocer la derrota en casa. Esta temporada lleva ocho triunfos y tres empates (27 de los 42 puntos sumados) y es el único equipo que no ha perdido jugando como local en el presente campeonato. Nervión no está para lamentos. Ni siquiera cuando ve que a Emery le faltan futbolistas como Krychowiak, Reyes, Nico Pareja, Kevin Gameiro o Tremoulinas; o cuando ve a Mbia perderse un mes de competición por estar en la Copa de África; o cuando las piernas pesan por el esfuerzo realizado en el exigente mes de enero y sus jugadores sufren para sacar adelante los partidos. Este domingo, la afición volvió a disfrutar de su equipo y premió con aplausos el esfuerzo de los futbolistas. Nadie puede negar que los hombres de Emery se dejan la piel incluso cuando parece que ya no les quedan tiras. También se la deja el técnico, cuya cara de sufrimiento tras el duro revés del pasado jueves ha hablado estos días por sí sola. También él, sabedor de que pudo equivocarse en la eliminatoria, merece esos aplausos. Emery no es perfecto. Ningún técnico lo es, pero nadie puede discutir su labor en este Sevilla, al que hizo campeón y ahora mantiene en el selecto grupo de cabeza. Su crédito es enorme. Se lo ha ganado por méritos propios. La idea del club es ampliar su contrato. Emery es feliz en Sevilla y en el Sevilla, pero hay que seguir valorándole, dándole ese cariño que se ha ganado. Y más cuando camina, como ahora, con una espina clavada: la Copa.

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