Cofradías

Nervión vive su día más largo con el cielo de color Consolación

El Cristo de la Sed y la Virgen de la Consolación revolucionaron el barrio de Nervión en un día de petaladas y saetas

el 16 abr 2014 / 18:19 h.

TAGS:

Hermandad de La Sed. / Foto: J.M.Paisano Hermandad de La Sed. / Foto: J.M.Paisano MÁS FOTOS EN LA FOTOGALERÍA El día más largo en Nervión se levantó con niebla para abrirse a la hora indicada. A las 12 de la mañana. «Dos años esperando y ya están aquí los rayos de sol iluminando su cara bendita», exclamaba el capataz delante del palio minutos antes de que la Virgen de Consolación saliera para sorprender a todos con sus ojos azules, del color que el cielo sevillano lució hoy. La marcha con su nombre escrita por Abel Moreno volvió a sonar en Nervión, un barrio en la calle. Antes, el Cristo de la Sed de Luis Álvarez Duarte salía, despacio, de la parroquia de la Concepción respetando ya una tradición: las cornetas y tambores se quedan al margen para que Cristo de la Sed de Abel Moreno fuera interpretada por la banda de palio, la de La Oliva de Salteras. En ese momento, al día le quedan 14 horas. Más las horas que ya tenía el barrio en el cuerpo. Los pétalos estaban en las cestas, las torrijas en el plato, las túnicas planchadas, los balcones engalanados,... así que empezó la fiesta de petaladas y saetas. Cristo de la Sed, Cardenal Lluch... y San Juan de Dios. La parada más emotiva en un barrio cuajado de azahar, pétalos y cofrades. «Son 14 horas, pero se pasan pronto y, al final, cuando estamos de nuevo en el barrio, en la calle Goya, por ejemplo, pese al cansancio, queremos que no acabe», aseguraba Juan Carlos, uno de los hermanos, ensimismado por la joven imagen de la Virgen, que luce una nueva saya bordada por Charo Bernardino. Al final del día, quién no diría que es la mejor forma de conmemorar el cincuentenario de la proclamación de María como Madre de la Iglesia en el Concilio Vaticano II, título que la Virgen de Consolación posee. Tocar su respiradero, persignarse y mirar al cielo, a sus ojos, era lo que Ana quería. Ella, como muchas madres de Nervión, viven hoy un largo e inolvidable día. El barrio llegó al corazón de Sevilla.

  • 1