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Ningún líder socialista da un paso al frente durante el comité federal

El partido que deja el Gobierno prepara su congreso de febrero para recomponerse y encontrar al jefe de la oposición a Rajoy.

el 26 nov 2011 / 11:29 h.

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Alfredo Pérez Rubalcaba (izq), junto a Carme Chacón (d), durante la reunión del Comité Federal.

La derrota electoral del 20-N deja al PSOE, que se lo había jugado todo a la carta de Alfredo Pérez Rubalcaba, con un secretario general saliente, José Luis Rodríguez Zapatero, y nadie que se atreva a dar el primer paso para una sucesión que recomponga un partido que sea capaz de hacer frente al poder del PP en todos los ámbitos del Estado.

El comité federal del PSOE se reunió el sábado, seis días después de la derrota electoral, para analizar los resultados y convocar el congreso del partido, que se celebrará del 3 al 5 de febrero en Sevilla. Zapatero reclamó ayer que ya ha llegado el tiempo del congreso y de los militantes. Por ello pidió un "debate robusto" y la "libre elección democrática de nuestra dirección". "Así lo hicimos en todos los congresos y así lo haremos ahora también", apostilló.

Pero ahora los focos dejan de estar puestos sobre él y se concentran sobre Rubalcaba, más aún porque barones con peso en el partido ya se han pronunciado a favor de que pilote el PSOE a partir de ahora. Pero cuando el aludido habló en el comité lo hizo sin desvelar si al final aspira a ser secretario general del PSOE. En su primera intervención en público tras la noche electoral, Rubalcaba asumió la derrota "en primera persona" en su condición de candidato pero, tras un análisis rápido de los resultados, remarcó que el programa con el que el PSOE se presentó a las elecciones "es válido para marcar las líneas maestras de la oposición". En cualquier caso, la pregunta de si liderará él esa oposición a Rajoy quedó ayer sin contestación clara.

Eso sí, se propuso contribuir a la salida de la crisis desde fuera del Gobierno y aclaró "a los españoles" que el PSOE no va a "brindar por una mala noticia ni a poner palos en las ruedas" ante medidas que crea "sinceramente" que pueden ayudar."Desde el sábado -jornada de reflexión- no han cambiado mis convicciones", subrayó Rubalcaba, quien insistió en que en este momento de crisis lo básico es seguir defendiendo la educación, la sanidad pública, los servicios sociales, y las libertades ciudadanas.

Con ese objetivo, incidió en que es importante que haya una oposición centrada, que conozca lo que tiene que hacer" y que no esté "despistada" ni "desorganizada". Por eso, apuntó que la fuerza de un partido no son sólo "sus escaños y sus votos", sino su "capacidad de proponer, de convencer y de dar soluciones", y llamó a "restablecer las alianzas" del PSOE con la sociedad.

La alternativa más sólida a Rubalcaba para encabezar el PSOE es Carme Chacón.

El sábado no se pronunció en persona sobre si postula a la secretaría general del PSOE, pero sí apostaron por ella varios dirigentes del partido a quien ella habría comunicado este deseo, señalaron a Europa Press fuentes socialistas.

De hecho, el entorno de la ministra de Defensa en funciones también dice que ella aún no ha tomado una decisión definitiva y en que considera necesario un periodo de reflexión. Estas fuentes ni siquiera predicen si Chacón hará pública su decisión antes o después del Congreso del PSC, el 16 de diciembre. Chacón acudió al comité federal, pero sin hacer ningún pronunciamiento.

Algunas de las fuentes consultadas explicaron que no es tan urgente que los candidatos se presenten de forma inmediata. Señalaron que lo lógico es que antes de formalizar una candidatura se genere una masa crítica en torno a ella que la respalde para tener opciones de ganar.

Por su parte, el secretario andaluz del PSOE y presidente de Andalucía, José Antonio Griñán, señaló durante el comité que el partido no tiene tiempo para guardar "lutos" ni dedicarse a hacer "ajustes de cuentas" y pidió que el congreso de febrero sea "un revulsivo".

La voz más crítica del PSOE, el secretario madrileño, Tomás Gómez, consideró en cambio que la causa de la derrota electoral del 20-N "no está en la crisis", sino en las políticas "neoliberales, de derechas", que el Gobierno empezó a aplicar.

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