El Príncipe Felipe durante el acto de entrega en Sevilla, del primer A400M a Francia. Foto: EFE
Sube el telón y allí está, el A400M. Con música in crescendo aparece la silueta del avión en el gran hangar destinado a la ceremonia de la primera estrella aeronáutica de Airbus Military, sobre el que se proyecta un espectacular mapping imágenes sobre el objeto que hacen ver al espectador no solo el envoltorio del avión militar, sino las entrañas, desde las venas hasta sus hijos, esos enormes vehículos que podrá transportar la aeronave gracias a su gran capacidad de carga.
El A400M dio ayer un paseo alrededor del mundo ante la atenta mirada de los más de 700 asistentes a la ceremonia, a los que demostró, mediante una simulación virtual, todos los inconvenientes a los que es capaz de hacer frente, como ventiscas en zonas heladas, disparos del enemigo y atravesar desiertos sin parar. Y es que la apuesta de Airbus Military es capaz de realizar 8.700 kilómetros en vuelo sin escala. La ovación, espectacular, como la puesta en escena.
Luego llegó el turno de los discursos institucionales, en los que no se olvidó a Don Juan Carlos, un amante de la aviación que siempre ha apoyado el programa del avión militar y que no puedo estar en la ceremonia de entrega porque se recupera de una operación de cadera. No hay Jefe de Estado en Europa ni en el mundo que sea un fan de la aviación y de esta aeronave como el Rey de España. En los días más duros del programa, su apoyo ha sido muy importante, su-brayó el consejero delegado de EADS, Tom Enders, durante su intervención, en la que recordó que Don Juan Carlos voló en 2009 en el primer vuelo de prueba del avión militar.
Posteriormente, Enders lanzó el guante al representante de la Casa Real presente en la ceremonia, el Príncipe Felipe, al que invitó a pilotar un día el avión. Un guante que recogió durante su intervención el heredero de la Corona, quien recordó que es piloto y oficial del Ejército del Aire. Pueden imaginar lo especial que es para mi participar en este acto. Al hacerlo creo que comparto con todos ustedes la esperanza de ver pronto al A400M con la escarapela rojigualda y la cruz de San Andrés volando sobre nuestros cielos, resaltó el Príncipe Felipe, que dijo sentirse honrado por presidir el acto de entrega a Francia de esta aeronave, una aeronave que no era en sí misma la que se le ha vendido a Francia, ya que esta ya forma parte del ejército galo desde agosto.
