Cultura

"No solo los árabes querrían recuperar Al-Andalus: también los europeos"

La escritora Catherine François presentó con Santiago Auserón en Tres Culturas su último libro, ‘Los reyes poetas’

el 24 abr 2014 / 22:30 h.

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15690839 Catherine François (París, 1953) estudió Letras francesas y se especializó en cultura china, pero un buen día tropezó con el embrujo de Al-Andalus y se rindió a él. «Fue durante una visita a Almería cuando, seducida por el paisaje, empecé a interesarme por la figura de Al-Mutasim», recuerda. «Y luego, en un viaje a Sevilla, fue la poesía de Al-Mutamid lo que me atrapó. Paisaje y poesía fueron, pues, los polos a los que debo la atracción hacia Andalucía» Ayer regresó al sur de España para presentar en la Fundación Tres Culturas, junto a su compañero Santiago Auserón, el doble resultado de esa pasión: dos obras dramáticas, Al-Mutasim de Almería y Las pasiones de Al-Mutamid, reunidas ahora en un solo volumen por el sello Demipage bajo el título unitario Los reyes poetas. «Desde el principio tuve claro que no quería escribir una novela histórica. Me interesaba más plasmar los valores, las ideas de la época, sintetizadas en las frases cortas del diálogo», explica la autora, conocida por los lectores gracias a títulos como La ciudad infinita, Caminos bajo el agua o El árbol ausente. La acción se ubica en el último tercio del siglo XI, setenta años después de la muerte de Almanzor, que provocó la fragmentación de Al-Andalus en 27 reinos de taifas e inauguró una etapa regida por los recelos, contiendas y conquistas. «La coalición cristiana aprovechó esta disgregación para imponer nuevos impuestos a los mandos musulmanes y realizar importantes avances territoriales que culminarían en la conquista de Toledo por Alfonso VI», anuncia la editorial. «Para evitar su liquidación, los reinos de taifas pidieron ayuda a las dinastías almorávides y almohades del norte de África, aunque éstas aprovecharían su debilidad para acabar absorbiéndolos». Por otro lado, François es muy consciente de que «adentrarse en esta época implica tener que sortear muchos mitos, superar los falsos tópicos», explica. «Hay frases muy bonitas, anécdotas populares que han trascendido, pero que no se corresponden con la realidad histórica. A veces no son mentiras, sino extrapolaciones equivocadas, mistificaciones, tentaciones de convertir en estatuas los hechos históricos. A mí me interesaba sobre todo la cultura de aquel tiempo, y para ello he tenido que acudir a una ingente bibliografía, especialmente francesa, donde hay infinidad de traducciones», agrega la autora. No en vano, «los trovadores provenzales, un siglo después, vinieron buscando las huellas de Al-Andalus para desarrollar su propia poética con elementos andalusíes», afirma. Es por ello por lo que, cuando se le comenta que ahora hay gente en el mundo árabo-musulmán que reivindica Al-Andalus como territorio propio, Catherine François cree que «no solo ellos querrían recuperar Al-Andalus: también nosotros, los europeos, sentimos esa necesidad». Por último, ante la idea de que el de poeta alguna vez fue un oficio digno de la máxima consideración en la corte, y el modo en que ha ido cayendo en desprestigio, la escritora comenta: «Es una lástima, sobre todo porque no solo se han perdido con ello las metáforas y las imágenes, sino también una tradición memorial de siglos, la memoria de varias generaciones», apostilla.

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