La multinacional alimentaria Kraft Foods ha alcanzado un acuerdo con Nueva Rumasa, de la familia Ruiz-Mateos, para la venta de su planta de Mahón y las marcas de queso fundido Tranchettes, Santé y Quesilettes. La compañía española prosigue así con su política de diversificación en la industria agroalimentaria.
La operación, en la que no está incluida la marca El Caserío, está sujeta al habitual proceso de auditoría legal y financiera (due dilligence) y será efectiva el 30 de junio, como fecha límite. Nueva Rumasa, que adquirirá la fábrica de Mahón a través de su filial Carcesa (propietaria de las marcas Apis y Fruco), ha asumido el compromiso de mantener los 164 puestos de trabajo fijos.
Kraft mantendrá la producción de El Caserío en la planta balear hasta final de 2009 y suscribirá un contrato de co-manufactura de una parte del volumen durante tres años. Paralelamente, se establecerá un contrato transitorio de prestación de servicios, de manera que la multinacional realizará de manera temporal algunas funciones de apoyo para facilitar una transición ordenada del negocio alimentario.
Kraft Foods anunció el cierre de la planta de Mahón el pasado 11 de diciembre como solución a su problema de exceso de capacidad productiva en sus fábricas de queso fundido en Europa, tras intentar la venta de la instalación durante cuatro años.
Para la multinacional agroalimentaria, "es una satisfacción haber encontrado una solución que permita mantener la actividad en la planta de Mahón y los puestos de trabajo".
El grupo recalcó que a lo largo de este proceso insistió en que su "opción preferida era la venta de la planta, como así ha quedado demostrado" con su adjudicación a Nueva Rumasa.
