Provoca hasta cuatro veces más lesiones en la columna. Y el 60% de las fracturas que origina afecta a las muñecas. El snowboard arrasa en las pistas y, después, en las consultas de Traumatología de los hospitales. La falta de preparación física y el exceso de confianza son claves en estos accidentes.
El snowboard es la modalidad de esquí más reciente y espectacular. Goza de gran popularidad entre jóvenes que se lanzan a la nieve sin la preparación física y técnica adecuada. De ahí que la Sociedad Española de Traumatología del Deporte (Setrade) haya avisado de que genera un mayor número de lesiones que el esquí alpino (algunas, como las fracturas y las luxaciones, resultan particularmente graves). "Se debe tener en cuenta que en el esquí las fijaciones se sueltan ante una caída, mientras que en el snowboard las botas no saltan de la tabla y las caídas no permiten demasiado control", alerta el doctor Carlos Esteve de Miguel, miembro de la Junta Directiva de Setrade y de la Junta Directiva de la Sociedad Europea de Traumatología del Deporte.
Este detalle provoca que la incidencia de lesiones graves en la columna vertebral sea muy baja en el esquí (de 0,01 por mil esquiadores y día), y que la tasa se cuatriplique en los que usan la tabla. Los daños, principalmente en la zona torácica y lumbar, se producen por saltos intencionados de más de dos metros de altura. Los problemas neurológicos consecuentes son, afortunadamente, más raros: una lesión por dos millones de esquiadores y día.
Las contusiones en las extremidades superiores son, también, tres veces más frecuentes en los snowboarders que en los esquiadores. La diferencia está en que los primeros se fracturan más la muñeca mientras que los segundos, la clavícula. Los daños en las muñecas son bastante llamativos y ocurren tras perder el equilibrio y caer hacia atrás. También característico del snowboard es la rotura de un hueso del pie, el astrágalo, y la luxación de algunos tendones que se fijan al tobillo. "Esto tiene una importancia clínica considerable porque puede ser mal diagnosticado como un simple esguince de tobillo", precisa el experto.
Frente a ello, los golpes propios de los esquiadores causan los esguinces en el pulgar. De ahí que la lesión se conozca como el pulgar del esquiador. Se produce cuando el deportista se cae sobre su mano con el puño cerrado. "Entonces, la correa del bastón producen una desviación forzada del dedo que rompe sus ligamentos", explica.
En general, más de la mitad de los traumatismos se producen durante los primeros siete días de aprendizaje. El exceso de confianza y las imprudencias son las que pasan factura. Eso sí, el factor causal más frecuente es una preparación física inadecuada. Como llama la atención el doctor Esteve: "Se da la circunstancia de que muchos, el único deporte que practican es el esquí, a pesar de que para hacer este deporte es preciso un entrenamiento durante el resto de temporada. Se debe estar en forma para practicar el esquí y no practicar el esquí para estar en forma", resume.
Otro motivo de fractura en los miembros inferiores es el uso de un material de alquiler en mal estado y con fijaciones desajustadas. No obstante, estas lesiones se han reducido mucho desde los años 70 gracias a que las botas se diseñan en la actualidad más altas y envolventes. Por último, las condiciones de la nieve también influyen notablemente en los accidentes. Así, las heladas aumentan el riesgo de lesiones en las extremidades superiores mientras que la nieve pesada y húmeda eleva la probabilidad de daño en las extremidades inferiores.
