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Orden efímero y cero peligro

El Betis se despidió de su afición con una derrota clara en el marcador y en el juego, sobre todo a partir de las expulsiones y del segundo gol, circunstancias ambas que desordenaron sus líneas.

el 15 sep 2009 / 04:39 h.

El Betis se despidió de su afición con una derrota clara en el marcador y en el juego, sobre todo a partir de las expulsiones y del segundo gol, circunstancias ambas que desordenaron sus líneas. El orden fue precisamente el único instrumento de los verdiblancos frente a la notoria superioridad -en especial física- de su contrincante, pero sólo les duró la primera media hora, en la que el trío de mediocentros fue un ejemplo de solidaridad y esfuerzo para frenar a su rival por las bandas. Siempre con el respaldo de Arzu detrás, Capi buscó la izquierda para ayudar a Mark a tapar a Daniel Alves mientras Rivera, más pendiente de Keita, también hacía lo que podía ante Kanouté. Y Juanito, por su parte, detrás de Luis Fabiano por todo el campo. El tinglado táctico atascó al Sevilla, pero a cambio el Betis careció de la profundidad que deberían haberle proporcionado los dos alas, con Edu en evidente baja forma y Mark anulado por Alves. El 0-1 llegó cuando mejor y más arriba presionaba el equipo de Paco Chaparro, cuya lucha a partir de ese momento fue como la de don Quijote con los molinos de viento. Primó el corazón y desapareció la cabeza, sobre todo tras la expulsión de Arzu, y el esfuerzo de hombres como Capi o Rivera siempre murió antes de llegar al área, una desconocida para el Betis durante gran parte del choque. La llamada al orgullo sólo facilitó la separación de líneas y la desorganización final.

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