Luis Buñuel y André Breton volvieron a encontrarse cuando disfrutaban de la gloria que les correspondía. Ya eran viejos y estaban aburridos, pero seguían con la lucidez invertida en sus trayectorias artísticas. En un instante del diálogo, Breton afirmó con tristeza: "Luis, el escándalo ha muerto". La anécdota debe servir de modelo para el momento en el que sea superada la resaca electoral y cada cual haya disfrutado como le convenga de su victoria particular. "Ciudadanos, la crispación ha muerto"; aunque está claro, quienes tienen que decir pelillos a la mar son sus principales protagonistas.
Juan José Fernández Trevijano