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Palop condena al Sevilla en Santander

Dos fallos del meta resultan decisivo ante un Racing que jugó con uno menos que los nervionenses desde la primera parte. Negredo, además, falló un penalti.

el 12 feb 2011 / 22:12 h.

Detrás de esta triste, mediocre, lastimosa, transitoria y puede que inútil temporada del Sevilla están los fallos en los fichajes, la nula operatividad de Manzano, pero también, que no pase por alto, la triste caída y descenso de algunos jugadores que han dado lo mejor de sí al Sevilla, que lo han hecho grande, grandísimo, que deben ser honrados por la historia, pero que si no encuentran relevo a tiempo lo pueden también empequeñecer. Es una de las crudas realidades de este equipo, que ayer se vino de vacío de Santander ante un Racing lamentable, que ofreció lo mínimo, en este caso por fallos puntuales de algunos de sus jugadores. Palop se comió dos goles, Negredo falló un penalti y sus compañeros no fueron capaces de remontar un partido ante un equipo que jugó con diez desde el minuto 38 de la primera parte por expulsión por roja directa de Christian.

Con esta derrota el conjunto nervionense no hace más que confirmar su triste deambular por la categoría esta temporada de objetivos altos y realidades bajas.Es cierto que el partido fue extraño. Sobre todo la primera parte. Más que extraña, extrañísima. Tres goles, uno en propia puerta, todos a balón parado; un penalti fallado; una expulsión; otra posible... todos estos acontecimientos fueron, a su forma, aislados. Ninguno obedeció a una tendencia del juego ni tuvo su origen en las intenciones de uno u otro equipo. Por eso fueron difíciles de explicar. Ni el Racing hizo méritos para marcharse ganando al descanso ni el Sevilla para irse perdiendo. Ofrecieron tan poco los dos equipos que nadie mereció más que nadie, pero en la competencia a fallos este Sevilla es poderoso, y lo dejó claro a las primeras de cambio, concediendo un saque de esquina por falta de entendimiento de Palop y Alexis que se convertiría en gol por otro fallo del meta. Sin comerlo ni beberlo se encontró el equipo de Marcelino con un gol a favor.

Esa extraña sucesión de acontecimientos llevó a que el mismo autor del gol, Christian, cometiera un absurdo penalti sobre Navas que Negredo falló. Y para rematar el esperpento, Rakitic marcó en propia puerta dos minutos después. Apenas había pasado nada en el partido, y había pasado  todo. El Sevilla, por su debilidad defensiva, extendida al portero, se veía con un 2-0 en contra a las primeras de cambio. Suerte que el mismo Christian siguió con sus excentricidades autoexpulsándose con una entrada virulenta a Dabo. En esa misma falta acortó distancias Fazio y el partido pareció tomar otro color, más rojo.

Manzano, con el panorama reinante, no esperó esta vez para reaccionar, y lo hizo con sentido. Retiró incluso antes del descanso a Alexis para meter a Luis Fabiano, retrasando a Fazio y dando a su equipo un cariz más ofensivo para la remontada. Este cambio tuvo su continuación en la entrada de Capel por Dabo, lesionado, y tornando el sistema a un 3-5-2 que dio más posibilidades al Sevilla, y más opciones.

El equipo nervionense mejoró entonces. Medel daba agilidad al juego y Rakitic y Navas, profundidad. Además Luis Fabiano retrasó su posición y entró en contacto con la pelota. Hasta Perotti, de mediapunta, mejoró fugazmente. Pero esa mejoría no se correspondió con el gol. Negredo se estrelló con el palo, Toño estuvo acertado y los remates finales nervionenses fueron infantiles. Por fortuna, más bisoño aún fue Kennedy al conceder otro claro penalti que, esta vez, no erró Luis Fabiano (83’). Quedaban aún minutos por delante para consumar la remontada y el Racing parecía muy tocado, pero entonces, ya en el descuento, llegó la jugada decisiva y la salida fatídica de Palop, que vio metros donde había kilómetros y sirvió en bandeja a Arana la derrota sevillista, que más de un partido es de una temporada.

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