Que España, y sus comunidades autónomas, es un país de péndulos nos lo recuerdan día tras día las sucesivas informaciones referidas a cualquier ámbito del conocimiento o de la actividad, de manera que hemos pasado de las familias hipernumerosas a la ausencia de hijos, del feroz centralismo a la exquisita autonomía político-geográfica, y del afán por los títulos al mayor de los fracasos educativos. Lo malo que tienen las instituciones económicas y políticas es que de vez en cuando se justifican con estudios sesudos cuyos resultados se encargan de difundir los medios de comunicación, para mayor entendimiento y sabiduría de quienes puedan leer y entender.
En una misma semana hemos sabido que en Cataluña se produce el mayor fracaso escolar de Europa, lo cual debe ser de gran orgullo para los administradores públicos de aquella comunidad, que habrán así comprobado que sus estudiantes son analfabetos en dos idiomas, lo cual no es fácil. En Andalucía, más modestos, lo somos en una sola lengua, porque el BBVA acaba de situar a las ocho provincias andaluzas (8) entre las catorce españolas con mayor tasa de analfabetismo, que no es la causa de un gobierno como el actual, sino más bien la consecuencia. Con el agravante en Andalucía de que somos más analfabetos en una sola lengua, aunque el PP se empeñe ahora en dar becas para que lo seamos en ingles y español. Tengo para mí que esta situación no es consecuencia del sistema educativo, sino sólo del péndulo, el mismo péndulo que nos llevará algún día a ser el país más ilustrado de la tierra. ¿O no?
Isidro Cuberos es consultor de comunicación
