Esta noche comienza en el terreno contiguo al barrio de Los Remedios una nueva edición de la Feria de Abril, la fiesta lúdica por excelencia de Sevilla y una de las señas de identidad que nos definen como ciudad. Se supone que será una de las últimas ocasiones en que se celebre allí, pero cobra cada vez más fuerza la idea de que el traslado desde Los Gordales a otro emplazamiento se retrasará una vez más. El alcalde de la ciudad, Alfredo Sánchez Monteseirín, abundaba ayer en este periódico en la necesidad de dejar el recinto, cuyos usos cambiarán según se recoge en el Plan general de Ordenación Urbana (PGOU) aprobado por la corporación, pero también reconocía que "no será de hoy para mañana". El problema es que no sólo no se sabe cuándo se realizará el traslado, anunciado para este mismo mandato municipal, sino que se ha topado con el problema de encontrar un sitio adecaudo para la mudanza. El regidor decía ayer que la opción que se contempla sigue siendo la del Charco de la Pava, pero también advertía de que están manejando otras posibilidades ante la evidencia de que en el Charco caben pocas casetas más por motivos de seguridad urbanística. Entre estas alternativas se encuentra la utilización del extremo más cercano a la ciudad de la dehesa de Tablada, una idea que en principio choca con la intención política de mantener intacto el estado del futuro parque periurbano, pues la urbanización de parte de Tablada afectaría a un suelo virgen. No sería nada extraño que con el inicio esta noche de la Feria de Abril se intensifique el debate ciudadano sobre el traslado. Una operación que se incorporó al PGOU por un doble motivo: para dar satisfacción a las necesidades de espacio de un recinto colmado y, de paso, para ofrecer otros usos urbanísticos a unos terrenos privilegiados, entre Los Remedios y el barrio de Tablada. Pero convendría actuar con toda la prudencia posible y no precipitarse. Más vale esperar unos años más que equivocarse por unas prisas innecesarias.
