Con el calor que viene apretando durante todo el verano, las piscinas han acabado por convertirse en los mejores refugios para aquellos que, privados de las tan ansiadas vacaciones, deben resignarse a sofocar las altas temperaturas bajo las aguas de la gran ciudad. Otra cosa bien distinta es que esos mismos ciudadanos estén conformes con dejarse la piel por un baño en cualquier recinto. Y es que un reciente estudio refleja que las piscinas cubiertas de Sevilla no superan el aprobado en ninguno de sus servicios prestados.
El informe elaborado por Consumer Eroski en 133 piscinas cubiertas de todo el país excluye a Sevilla del top ten de instalaciones, aunque la valora positivamente en algunos aspectos de gran singularidad. Sevilla destaca por pocas cosas, pero en aquello que lo consigue lo hace de un modo excepcional. En este sentido, los usuarios son los más afortunados pues disfrutan de estos servicios durante todo el año, sin que lleguen a cerrar durante ninguna temporada del año. Un privilegio que comparte con Pamplona y A Coruña que, como la capital hispalense, se desmarca de la mayoría de ciudades que cierran entre 7 y 15 días para el mantenimiento de las instalaciones y de los casos de Madrid, Murcia y Vitoria que permanecen sin uso durante un mes.
Otras de las conclusiones que se extrae del informe asegura que hay carencias de instalaciones para la demanda existente entre los usuarios que, más allá de los meses de verano, llega a prolongarse durante todo el año. En este sentido, Sevilla se alza como una de las ciudades más restrictivas en cuanto a la normativa que regula el aforo en sus piscinas, permitiendo la estancia de tan sólo un usuario por cada tres metros cuadrados de superficie de agua. Requisito que comparte con otras localidades como A Coruña, Granada, Málaga, Oviedo y Valencia, que también rebasan la media que establece un usuario por cada dos metros.
En cuanto a las instalaciones, éstas son calificadas en su mayoría como insuficientes, tanto en el número como en los servicios que ofrecen a sus usuarios. A pesar de ello Sevilla se salva del suspenso pero aún así debe mejorar en algunos aspectos. La limpieza y conservación de la gran mayoría es uno de los aspectos más destacables de las piscinas cubiertas, aunque si bien las sevillanas destacan sobre la media, con un 37%, en cuanto a la ausencia de jabón en sus vestuarios. En otras cuestiones como la higiene, papeleras, escobillas, secador de pelo y cambiador de bebés, la ciudad alcanza una nota media justa para aprobar.
El estudio ofrece algunos datos muy curiosos sobre los servicios ofertados, entre ellos el de la temperatura del agua. Con lo frío del invierno y el repunte de los termómetros durante el verano, las piscinas sevillanas abren al máximo el abanico en el que oscilan sus aguas para el baño y la práctica del deporte. Así, la ciudad se sitúa a la cabeza frente al resto de localidades en este sentido, oscilando el margen entre los 24 y los 30 grados. Eso a pesar de que la normativa habitual establece como media que la temperatura ambiente debe ser entre 2 y 4 grados superior a la del agua de la propia piscina.
