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Pistoletazo de salida a la Velá

el 21 jul 2010 / 21:11 h.

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Si en primavera Triana huele a Semana Santa y a incomparable devoción de barrio, estos días de julio, la otra Sevilla se torna pueblo, sus calles se vuelven a llenar de vecinos y visitantes y el Altozano se convierte en portada de una feria a escala, la Velá de Santa Ana que ya tiene sus puertas abiertas de par en par al otro lado del puente, ese que los sevillanos cruzan mil y una veces a lo largo del año y que, ahora, por si fuera necesario, vuelve a dar motivos para atravesarlo no una, si no tantas como días tiene esta fiesta.
Dicen que este año pasarán por ella alrededor de 300.000 personas. Dificultoso será contarlas una a una.

A los caseteros las cifras, así en abstracto, no les importa mucho. Ellos quieren ver las barras llenas y para eso harán horas extra hasta las cinco de la madrugada, todo con el fin de que el arrabal disfrute de los días más importantes del año, con permiso de las jornadas marianas.
Anoche la Banda Municipal de Sevilla, que dirigió su titular Francisco Javier Gutiérrez Juan, dio el pistoletazo de salida con un concierto en una Plaza del Altozano más fresquita de lo habitual por estas fechas en la que repasaron temas clásicos y numerosas piezas de musicas de Hollywood. Para que luego digan que en estas fiestas sólo prima el casticismo y las viejas maneras.
Tras el pregón del periodista sevillano Miguel Ángel Moreno se otorgaron las distinciones de este año, resultando Trianeros de Honor el guitarrista Rafael Riqueni y el pintor José Antonio García Ruiz. En cuanto al Trianero del Año éste nombramiento recayó en el fotógrafo Manuel Ruesga Bono, que recientemente también ha recibido la Medalla de Oro de la Ciudad.
El Trianero Adoptivo fue a parar a la cantaora Encarnación Amador Santiago La Susi, y Antonio Campos, alfarero. En cuanto al galardón de la Institución Honorífica este año fue para Proyecto Hombre.
Finalizado el lado oficioso, las familias con niños -que constituyen el núcleo más fiel de la Velá- se fueron arracimando en los diferentes puestos de abituallamiento para disfrutar de una visión de Triana y del río Guadalquivir inédita el resto del año. El barrio literalmente abre sus puertas para hacer suya una fiesta que, hasta el domingo, viene con una agenda cargada en la que no faltarán carreras ciclistas, actuaciones musicales (del flamenco al rap pasando por el jazz y la música clásica), torneos futboleros, proyecciones de cine al aire libre y hasta balomnano.

En medio de todo, la tradicional Cucaña, también conocido como ‘palo ensebado', un juego consistente en escalar, trepar y marinear sólo con la ayuda de los brazos y las piernas por un poste vertical u horizontal de unos cinco metros que está embadurnado con alguna sustancia resbaladiza. En Triana el poste se coloca horizontalmente sobre la proa de una barcaza en el río.

Los participantes deberán caminar sobre él, impregnado con alguna grasa, evitando caer al agua hasta alcanzar el premio (habitualmente un banderín rojo).
En Puerto de la Cruz (Tenerife), Orgaz (Toledo) y Paterna de Rivera son otros de los lugares donde practicar una afición cuyo rastro también lleva a países como Bolivia y Puerto Rico. Hay quienes dicen que no, que la cucaña es netamente trianera. Otros piensan que al revés, es puramente sevillana. Y así siguen discutiendo al relajo de una cerveza en la calle Betis.

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