De tenerle temor al agua a sumergirse en el Cubo de Agua de Pekín. Cuando el pequeño Melquiades vio nadar al mito Alexander Popov en la pileta de San Pablo un caluroso verano del 97 en Sevilla, decidió que nadaría y nadaría hasta poder tirarse al agua en la competición que encumbró al gran Zar de la natación, cuatro veces campeón olímpico y retirado hace ahora cuatro años, justo en los Juegos de Atenas 2004.
Ya por entonces el niño que tenía miedo al agua había redecorado su cuarto en Alcalá de Guadaíra con no pocos trofeos en pruebas de menores, moviéndose como pez en el líquido elemento sobre todo en la modalidad de braza.
Convertido en uno de los mejores júniors del país, dentro de una generación que llama a la esperanza de la natación española (oro en el Europeo de Palma 2006 en 4x100, oro en el Seis Naciones de Hamburgo en 100 y 200 braza), en su primer año en categoría absoluta se dispone a disfrutar del que sin duda es el gran sueño de cualquier deportista de élite, una distinción que se ha ganado a pulso en el último año tanto en el Europeo de Eindhoven (14) como en el Open de París (quinto y sexto en 200 y 100 braza). Llega para aprender, pero quiere regalarse para su 20 cumpleaños en los mismos Juegos nadar semifinales.
