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'Predicator': Una obra maestra de vértigo

el 20 may 2010 / 18:22 h.

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Era un mes como otro cualquiera cuando el primer número de Predicador hacía su aparición en el Previews (el catálogo por el que se solicitan los cómics en Norteamérica con dos meses de antelación). Por aquel entonces, Garth Ennis no era sino uno de tantos escritores que había despuntado mínimamente entre la constelación de guionistas británico-irlandeses que querían abrirse paso en el mercado yanqui (y de Steve Dillon sólo sabían algo aquéllos que hubieran leído tebeos de 2000 A.D).

Pero algo había en esa primera portada, con un cura con cara de loco imponiendo sus manos sobre una iglesia en llamas, que supo llamar la atención de multitud de lectores a uno y otro lado del charco.


Y qué poco nos equivocamos. Con el primer ejemplar en las manos, no fueron pocos los que, en un momento en que internet daba sus primeros balbuceos, se apresuraron a inundar los entonces contados foros con numerosas recomendaciones. Y es que ya en esas primeras 24 páginas quedaba claro que lo que Garth Ennis y Steve Dillon iban a poner en juego no era algo común: en ese brillante comienzo, Ennis explicaba, por boca de sus tres personajes principales, por dónde iban a moverse esos sesenta y seis números que la serie iba a abarcar, y lo hacía de una manera tan soberbia que era inevitable sentirse poderosamente impelido a seguir leyendo.

En Predicador, el irreverente irlandés nos presenta a Jesse Custer, un cura algo borrachín y muy mujeriego que un buen día es poseído por Génesis, un bebé celestial fruto de la unión prohibida entre un ángel y una demonio que otorga el poder al protagonista de que, sólo con usar su “voz”, la gente haga lo que él quiera por muy descabellado que sea. A su lado, y como compañeros en esta inmensa road movie que es la serie, tenemos a Tulip, su pareja, y a Cassidy, un vampiro irlandés tanto o más borrachín que el propio protagonista.


Y si interesante resulta esta premisa de partida, más lo es el Mac Guffin del que Ennis echaría mano para ir haciendo avanzar la historia: el objetivo último de Jesse es poder encontrarse con Dios y darle una buena paliza por permitir que una entidad como Génesis terminara habitando el cuerpo de un mortal. En el transcurso de esa búsqueda, y siempre de la mano del mismo  dibujante, un Steve Dillon al que no le amedrenta ninguna de las salvajadas que se le ocurren a Ennis (y son muchas y muy variadas), el guionista concreta la que para muchos es la obra maestra indiscutible del cómic del pasado siglo.
Edita Planeta en un cofre con tres volúmenes cartoné y 2.500 páginas por 100 euros.

Dedicado a mi gran amigo Mario, para el que no hay tebeo más grande que Predicador.

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