Tengo un par de propuestas para el discurso de investidura del nuevo presidente de la Junta de Andalucía, aunque sirven para todos los de España, en cualquier ámbito territorial y sean cuales sean los colores que los sustentan. Antes de exponerlas conviene aplicar la exigencia democrática de las formas y saludar a José Antonio Griñán con un deseo de felicidad porque es el mejor estado para impulsar la perseguida para la ciudadanía andaluza. La primera parecerá obvia, pero avisa de la necesidad de recalcar la absoluta intolerancia con las corrupciones, aunque sean mínimas. Vale la advertencia de aquella máxima rural según la cual "de la matalauva se pasa al tabaco", y éste ennegrece los pulmones. Debe ordenarse que nadie mire a otra parte cuando un proveedor regala unos trajes, facilita gratis un gran coche, abona el viaje a un cargo con su amante a Asturias, u otro destina el presupuesto para obsequiar a la suya con ramos de flores y, encima, quien lo denuncia es la víctima, y el calvo de turno sigue manipulando en la cosa pública.
Las corrupciones económicas son las más llamativas, pero tampoco debe darse de lado a las de la moral cívica, sobre todo cuando incumplen leyes conseguidas tras larga y penosa lucha, como las que afectan a la homosexualidad. Algunos se las pasan por semejante parte y llegan a despedir a dos mujeres de una empresa pública por su condición lésbica. La siguiente es la de ordenar un minucioso análisis de cada presupuesto para suprimir temporalmente los gastos que no influyan en la generación de riqueza colectiva y la creación de empleo. No se trata de ahorrar dinero, sino de orientarlo a soluciones para el problema de mayor urgencia: el paro. Hay organismos y empresas públicas que mantienen el ritmo de las vacas gordas, cuando si ayuntasen un poco la imaginación y la necesidad podrían promover empleo inmediato para doce o catorce mil personas y mantener cierto ritmo mientras perdure la agobiante crisis. La parcela de la moral cívica también integra el funcionamiento de la Administración, la lentitud frena el desarrollo socioeconómico y viene a ser otra corruptela.
Periodista
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