El actor Sergi López.
A punto de estrenar en los cines Ismael, junto a Belén Rueda y Mario Casas, Sergi López (Vilanova i la Geltrú, 1965) se concentra estos días en los pequeños escenarios de las salas independientes. En el marco del feSt (Festival Internacional de Artes Escénicas de Sevilla)presenta hasta el domingo en La Fundición Non Solum, una comedia existencial en forma de monólogo que lleva años desarmando a críticos feroces con su insólita propuesta escénica.
Permítame que le diga que lo de existencial suena a coñazo... ¡Tiene razón!Por eso le pusimos delante lo de comedia. Pero no se equivoque, Non Solum no es teatro trascendente, es una cosa muy loca, muy surrealista. Interpreto a un sinfín de personajes pero sin pretender dar una lección de técnica actoral. Hablo, hablamos mejor dicho, de muchas cosas, de teatro por supuesto, de cómo ser uno mismo, de cómo nos ven los demás, de...
Es co-creador de la obra. Y no es la primera vez que asume esa responsabilidad. Da la sensación de que, si en el cine le mandan, aquí quiere gobernar usted... ¿Sugiere que es algún tipo de venganza? [risas]No, nada de eso. Antes del cine fue la escena, y ya entonces siempre hice teatro de creación, un teatro popular que no simple, muy cómico, espontáneo.
Un teatro el suyo muy alejado del que practican los popes de la escena catalana:Fura dels Baus,Carles Santos, Teatre Lliure, Calixto Bieito... Sí, es así. No tengo una especial relación con ellos. Me pasa igual que en el cine, que la gente no me sabe ubicar. Vivo en Vilanova i la Geltrú, a 30 kilómetros de Barcelona. Hay quienes creen que resido en París porque trabajo mucho en Francia. No estoy cerca de ningún foco de creación, tengo poco colegueo con la gente del arte y eso me hace estar fuera de los circuitos. Soy un marciano allá donde voy. Pero eso está bien.
No va a ser Sergi López quien me desmonte el tópico de que el cine es una experiencia mejor que el teatro... ¡Lo siento, no seré yo! El cine puede ser muy divertido y, en ocasiones, según la escena que uno esté haciendo, muy fuerte. Pero la energía que sientes cuando, en lugar de una cámara, tienes el público delante es increible, diría que más bien es algo bestial.
Con una película como Pintar o hacer el amor, centrada en el amor libre entre parejas, se convirtió usted en un actor de culto. Luego llegaron otras cintas de alto voltaje como Mapa de los sonidos de Tokio o Ricky. ¿Es algo premeditado? Y algunos me dirán que soy actor de culto, cosa que nunca he sabido bien qué es, por El laberinto del fauno. Es muy curioso lo que plantea y, desde luego, mi filmografía no obedece a un plan para convertirme en nada. Es muy difícil saber qué representa tu trabajo para la gente. Todo esto es tan subjetivo que tan pronto una película no le dice nada a alguien como otro va y te comenta que tal o cual filme fue decisivo en su vida.
Tiene un perfil de actor muy europeo. A los cineastas franceses les encanta. ¿Cómo lo ha hecho? Hacer cine enEuropa es muy complicado. A mí me ha tocado la china. Pero esto tampoco ha sido una voluntad mía. Una vez aspiré a poder ganarme la vida haciendo el ganso como actor. Lo que he conseguido ha superado todos mis sueños. Ahora mismo estoy concentrado en el teatro pero tengo pendiente de estreno Ismael, El niño, Murieron por encima de sus posibilidades y Le beau monde. En fin, como ve, muchas cosas.
Leo en su biografía de Wikipedia: En lo político, es declarado su apoyo al independentismo catalán. ¿Le tiene tirria a España o es más bien una cuestión coyuntural? ¿Ah, sí, eso han puesto ahí? Bueno... he sido independentista desde pequeño. No creo que este sea el momento de ponerse radical, más bien convendría encontrar puntos de encuentro.Creo que quienes ven en el proceso de independencia de Cataluña un enfrentamiento con España se equivocan. Habría que plantearlo en términos de separación, dolorosa sí, pero positiva a largo plazo para ambas partes. Justamente el espectáculo que presento en Sevilla, Non Solum, habla de la diferencia, del valorar que estemos juntos siendo distintos. Creo que aquí en Andalucía, donde la identidad es tan palpable, se entiende bien lo que quiero transmitir.
