Como ya están poniendo la portada de la Feria (qué le vamos a hacer), es el momento de recordarle al Ayuntamiento de Sevilla su compromiso con el medio ambiente, el ahorro de energía y todas esas verdades con las que decoraron las calles en Navidad, no sea que se les olviden ahora que el solsticio empieza a poner cara de equinoccio.
No cabe duda de que seguirán pensando igual que el mes pasado, así que convendría que fuesen anunciando ya la decisión de suprimir un par de hileras de farolillos de cada una de las aceras de la explanada ferial (qué falta hacen 370.000, con lo que eso chupa) y de sustituir las gastosas y fascistas 20.000 bombillas incandescentes de la portada por esos democráticos y concienciadores diodos que no gastan nada.
Es lo que les toca hacer ahora, por mucho que protesten quienes acostumbran a celebrar, sobre sus abrileñas nubes de albero, que viven como Dios. Salvo que para esto ya no seamos tan laicos.
