El embajador del Reino Unido en España, Giles Paxman, se vio obligado a pedir disculpas ayer al Gobierno español después de un nuevo incidente militar, el enésimo, en Gibraltar. Según el relato del ministro de Exteriores de España, Miguel Ángel Moratinos, quien convocó al embajador para conocer los hechos de primera mano, el pasado día 17 una patrullera de la Armada inglesa comenzó a disparar contra una boya pintada con los colores de la bandera española, amarillo y rojo. Inicialmente, como informó ayer el diario El Mundo, se había creído que los disparos se hicieron directamente contra una bandera española clavada en dicha boya. Moratinos aclaró que no fue así, que el incidente se produjo durante unos ejercicios de tiro y que la boya sirvió de blanco, pero no tenía ninguna enseña. Pese a ese matiz, España ha pedido a Reino Unido que investigue lo ocurrido y así ha prometido hacerlo Londres.
Paxman presentó sus "excusas" por el "error de juicio y la falta de sensibilidad" de sus soldados, garantizó que la investigación se llevará a cabo "a fondo" y aseguró que se exigirán las responsabilidades "que correspondan" para que este incidente "no se vuelva a repetir". España ha aceptado estas disculpas e insiste en que esa boya, "a pesar del parecido, no representaba evidentemente a la bandera de España".
Fuentes diplomáticas precisaron a Europa Press que la patrullera inglesa de encontraba en "aguas internacionales" cuando se produjeron los disparos, a unas cinco millas del Peñón, por lo que no debería haber problemas de invasión de territorio. Estas mismas fuentes se negaron a confirmar desde cuándo sabía España de este incidente pero sí apuntaron que su gobierno no tiene instaladas boyas en la zona por la que navegó la Armada, por lo que esta señal tuvo que ser instalada por los ingleses.
Aunque Moratinos dio por "perfectamente clarificada" esta situación, el suceso provocó la indignación entre los Cuerpos y Fuerzas de Seguridad del Estado, pues se suma a una cadena de "errores y problemas" que están empañando las relaciones diarias con las autoridades del Peñón. Fuentes del propio Ministerio de Exteriores reconocieron ese malestar, pues desde la pasada primavera, "en más de una ocasión", la Marina británica y la Policía Gibraltareña han salido al encuentro de patrulleras de la Guardia Civil que han entrado dentro de las tres millas que viene reivindicando Gibraltar como aguas propias y les han ordenado que se retiren de allí, cuando tienen derecho a estar en esa zona. La Asociación Unificada de Guardias Civiles (AUGC) -mayoritaria en el Instituto Armado- lamentó ayer lo ocurrido en la Bahía de Algeciras, que forma parte de una tendencia, dicen, de "acoso constante" a la seguridad española y que "cualquier día puede acabar en una desgracia". Según explicaron a Efe sus dirigentes, las patrulleras con base en Gibraltar, tanto policiales como militares, realizan "maniobras extremadamente peligrosas" que ponen en riesgo la vida de las tripulaciones españolas. Temen que, como españoles e ingleses van armados, se produzca un incidente mayor y alguno recurra a los tiros.
Hasta hace unos meses, denuncia la asociación, el Gobierno del Peñón colaboraban con el español, pero ahora "no lo hacen". De ahí que soliciten más "apoyo institucional" de La Moncloa y unas directrices claras para saber qué hacer si los problemas se repiten.
Gibraltar, dependiente del Reino Unido, tiene un estatus especial en la UE. El tratado de Utrecht cedió la ciudad y el castillo a los ingleses, pero no el istmo (ahora ocupado), las aguas territoriales y el espacio aéreo.
