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Reparar la aorta sin rajar

Una nueva técnica permite operar aneurismas con una punción en la piel en vez de hacer una incisión para introducir la endoprótesis que frena la dilatación. Ya se ha usado en una intervención

el 27 may 2013 / 08:00 h.

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cirujia El aneurisma es una dilatación de la aorta que puede darse a nivel abdominal o torácico y que, sin que se sienta síntoma alguno, puede desembocar en una rotura con más de un 50% de mortalidad. La tasa de incidencia de esta enfermedad en España, muy vinculada al tabaquismo, es de 22 casos por cada mil habitantes y el tratamiento consiste en cirugía abierta, en los casos en los que la dilatación se produce en la aorta torácica ascendente y desde hace seis años en Andalucía en la colocación de endoprótesis por el interior de la vena que impide que la dilatación vaya a más cuando afecta a la aorta torácica descendente o a la aorta abdominal ascendente y descendente (aneurisma infrarrenal, que representan el 80% de los casos). Hasta ahora, para introducir la endoprótesis era necesario realizar una incisión inguinal, es decir, practicar un corte en la piel que atraviesa toda la zona. Sin embargo, hace un mes, los doctores Mariano y Rafael García de la Borbolla practicaron en la clínica Santa Isabel la primera operación realizada en Sevilla y una de las primeras en Andalucía con una nueva técnica que permite introducir la endoprótesis a través de dos pequeñas punciones a ambos lados de las ingles. En España, esta técnica se empezó a utilizar recientemente en Barcelona y San Sebastián y fue en la capital donostiarra donde el hemodinamista Rafael García de la Borbolla la aprendió para practicarla junto a su hermano, el cirujano cardiovascular Mariano García de la Borbolla, que compatibiliza su trabajo en el Hospital Macarena con el ejercicio en clínicas privadas como el hospital Nisa, el Viamed Santa Ángela de la Cruz y la Cruz Roja de la Ronda de Capuchinos. No obstante, la primera operación con esta técnica fue realizada el 18 de abril en la clínica Santa Isabel porque “se necesita un equipo de radiología muy potente”, ya que es a través de esa imagen de rayos como se guía la introducción de la endoprótesis, y “gracias a la apuesta de la compañía Asisa” en la que estaba asegurado el paciente por esta fórmula novedosa que, según reconoce el doctor Mariano García de la Borbolla “es más cara pero se compensa porque el paciente necesita menos días de hospitalización”. Para el cirujano, las ventajas de la misma son, por un lado, una operación más sencilla que se realiza con anestesia local y dura apenas una hora frente a las 3 o 4 necesarias para la incisión y las siete u ocho de la cirujía abierta, que aún se utiliza no solo en los casos de aneurisma en aorta torácica ascendente sino también en el resto de tipos cuando se presentan en pacientes jóvenes porque “las endoprótesis aún no sabemos qué durabilidad tienen”. No obstante, a su juicio “a la larga se extenderá a todos los pacientes porque la cirujía abierta es una técnica casi medieval, trae muchas complicaciones y deja secuelas incluso de índole sexual en los varones”. Con la intervención por punción, la hospitalización del paciente se reduce de una semana a “tres o cuatro días” y las posibilidades de complicaciones como “retención urinaria o infecciones” son menores. “Todo lo que sea abrir la piel siempre implica posibilidades de infección y cuanto mayor sea la herida más, sobre todo en esa zona de las ingles que tiende a ser especialmente sucia”, explica el doctor García de la Borbolla. No deja cicatriz, simplemente dos pequeños puntos en las ingles que con el tiempo se cierran. La endoprótesis se introduce plegada y lleva unos hilos de sutura que se quedan fuera y una vez completada la operación son los que se usan para coser la zona de la punción. El aneurisma es más frecuente a partir de los 50 años y la incidencia es superior entre mujeres. El problema es que “el 50% se diagnostican por casualidad” porque no produce síntomas y en un 30% de los casos “cuando ya se ha roto la aorta y hay que intervenir de urgencia”, operaciones en las que también se puede usar la técnica de la punción para introducir la endoprótesis. Si se diagnostica antes, se hace un seguimiento para ver cómo evoluciona y solo se opera a partir de que la dilatación alcance un determinado tamaño en el que hay riesgo de rotura. Las causas son genéticas en algunos casos pero en muchos influye el tabaco porque destruye una de las capas de la aorta que es más débil y está se va dilatando hasta romperse si no se coge a tiempo con una “elevadísima” mortalidad en esos casos. Albert Einstein, por ejemplo, murió de un aneurisma abdominal.

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