La plantilla del Betis se ha reunido hoy después del entrenamiento matutino para almorzar todos juntos: futbolistas, cuerpo técnico, cuerpo médico y utilleros. El cónclave es noticioso porque el organizador, y pagador, ha sido Rubén Castro. Y la razón es muy sencilla: el delantero debía una comida a todos sus compañeros desde el partido contra el Real Madrid. Entonces se marchó a su casa nada más ser sustituido por Juan Carlos Garrido y por tanto se perdió la posterior charla entre el entrenador y los jugadores. En condiciones normales, un acto así habría derivado en una sanción económica para el protagonista, pero en este caso no ha sido necesario. Rubén Castro ya se reunió con el presidente, Miguel Guillén, para explicarle que se había ido por un "calentón", fruto de haber sido sustituido, y que no lo habría hecho de saber que luego iba a celebrarse una reunión dentro del vestuario. Al mismo tiempo asumió su error y se disculpó ante el dirigente y ante sus compañeros.