En la cámara se llevan las imágenes de la Alhambra granadina -que el servicio de seguridad quitó al fotógrafo oficial del Patronato para impedir su difusión-, la playa de Estepona o la plaza de toros de Ronda (Málaga) y, la última, junto a los Reyes de España y la Princesa de Asturias, una instantánea en la que la pequeña Sasha se negó a no estar, como inicialmente preveía el protocolo, hasta el punto de tirar del brazo a Don Juan Carlos cuando se disponía a acompañarla unos metros más allá para que se pudiera llevar a cabo el retrato oficial.
Fue la anécdota de la última jornada vacacional de las Obama, que almorzaron gazpacho andaluz, una suprema de rodaballo a la plancha, escalopines de ternera a la mostaza, arroz oriental con salteado de setas y tumbet mallorquín. La comida se sirvió en la terraza, con vistas a la bahía de Palma y la cala de Calamajor, en vez del salón interior donde estaba previsto inicialmente. A los postres se unieron la Infanta Elena y sus hijos Froilán y Victoria, con quienes Shasha jugó en los jardines.
Los Reyes regalaron a la primera dama estadounidense unas semillas de plantas hortícolas para su huerto de la Casa Blanca y unos collares de artesanía balear para ella y sus dos hijas. Sasha entregó a Doña Letizia varios peluches para las infantes Leonor y Sofía, que se encuentran en Madrid, a donde viajó por la tarde la Princesa de Asturias para reunirse con Don Felipe, procedente de Colombia.
Terminan así cuatro días intensos que autoridades y hosteleros de Andalucía no dejan de defender por su gran rentabilidad publicitaria.
