Cultura

Se busca director para una Bienal que se mira el ombligo

A la espera de conocer a quién elegirá el nuevo alcalde.

el 16 jun 2011 / 20:23 h.

Estamos que no dormimos ante el inminente nombramiento del nuevo director -o directora- de la Bienal de Flamenco de Zoido. Sabemos que a Manuel Macías Moreno, de Villanueva del Ariscal, en su tiempo director adjunto de Promoción de Turismo Andaluz y ahora director de Sevilla Congress & Convention Bureau (SCCB), se le preguntó hace unos días si aceptaría el cargo, pero dijo que no, según nos aseguró él mismo el pasado miércoles en el tablao de Curro Vélez. No fue un ofrecimiento oficial pero fue tanteado.

Manuel Macías no sólo es un enamorado del flamenco, que conoce este arte como pocos, que toca la guitarra con enjundia y canta para que lo tiren a los cochinos, expresión muy de su paisano Manuel Márquez El Zapatero. Es, sobre todo, una persona muy querida en el mundillo y respetada por todos los amantes de esta música.

Lleva años dedicado a llevar flamenco por el mundo y sabe muy bien qué gusta y qué no gusta tanto fuera como dentro de nuestro país. Si le llegan a ofrecer el cargo hace dos años hubiera aceptado sin pensárselo dos veces, pero ahora tiene otros proyectos entre manos y está a gusto donde está. No tenemos ni idea de por dónde pueden ir los tiros en cuanto a la nueva dirección de la Bienal. Cuando gobernaba el Partido Socialista en el Ayuntamiento de Sevilla, como hay tantos flamencólogos con la rosa en el puño, la cosa era más fácil.

Con el PP es difícil adivinar quién puede ser el nuevo director de la Bienal. No es que en la derecha no haya chaneladores de lo jondo, que los habrá. Y si no los hubiera, con el vuelco electoral que se ha producido hacia la derecha y el que se avecina en Andalucía, con las elecciones autonómicas a la vuelta de la esquina, saldrían hasta de debajo de las piedras. Algunos ya están haciendo un curso acelerado de flamencología, con especial dedicación a las sevillanas rocieras, en vista de lo rociero que es el nuevo alcalde.

Hay que partir de la base de que no es fácil dirigir un festival como el sevillano, como viene quedando claro desde que Ortiz Nuevo creó la cita jonda en 1980. Se busca siempre a alguien de la política o cercano a ella y a las siglas gobernantes. Nunca se han arriesgado a nombrar a alguien ajeno a la política. No nos referimos a alguno de esos flamencólogos que dedican su vida a averiguar cuántos galgos tenía Manuel Torre en su casa sevillana de la calle Amapola, sino a flamencólogos serios que sean capaces de programar una Bienal de Flamenco, que de eso se trata y no de otra cosa.

La Bienal camina ya sola y cuenta con un excelente equipo de producción. Habría que nombrar a alguien que sea capaz de confeccionar un programa atractivo de flamenco por derecho, que se dejara de tanto teatro y musicales pseudoflamencos caros que no aportan nada y contara con los verdaderos artistas, sin pensar sólo en la taquilla y el reconocimiento de las agencias internacionales de turismo. La Bienal debería de mirarse menos el ombligo e intentar contar con un buen gestor -Domingo González lo ha sido- y, sobre todo, con alguien que sepa programar. Alguien como, por ejemplo, Javier Puga, que durante veinte años dirigió el Festival de Mont de Marsan. Tampoco hay mucho donde elegir.

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