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«Se identifica al artesano con un ‘hippie’, pero es un empresario»

La dueña de Madreselva, firma dedicada a la manipulación de flores naturales prensadas, asegura que la especialización y trabajar a medida del cliente es el mejor mecanismo que tienen las empresas artesanas para hacerse un hueco en el mercado

el 25 sep 2010 / 18:32 h.

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Matilde Moya en la casa de vecinos donde está su taller, situado en la Alameda de Hércules de la capital hispalense.

-¿Los negocios de artesanía tienen sitio en el mercado?

-El sitio que tienen es la especialización, trabajar a medida del cliente. Ése es el hueco que yo he encontrado y me va bastante bien. La artesanía no es una labor que te haga rico, porque se trabaja mucho por un sueldo normal, pero a cambio es creativo y tienes libertad para decidir y formarte continuamente. Hay gente que hace cosas increíbles dentro de la artesanía en Sevilla en todos los campos. Sin embargo, siempre se relaciona la artesanía con la cerámica aquí, no sé por qué. Por eso está bien el mercado de Navidad de Plaza Nueva, porque saca a la calle las cosas que se están haciendo. Lo promocionan la Junta y el Ayuntamiento y los propios artesanos tienen un pique para llevar los mejores productos y trabajar cada año mejor, cuidando mucho cuestiones como la presentación.

-¿Cómo capta clientes desde su taller?

-Hice una web especializada para atender encargos y cambié la imagen. Antes sólo vendía a tiendas y al público de las ferias. Me pasé por las mejores floristerías de Sevilla y les mostré qué productos trabajaba, hice folletos explicativos. Además, tratamos muy bien al cliente. Tengo un contrato con las tiendas de los museos, con Cultura, y también con Egmasa, en las tiendas verdes. Atiendo muy de vez en cuando, porque ha entrado tal cantidad de productoras que hay que darle mucho valor añadido al producto y personalizar totalmente el trabajo. Le dedico mucho tiempo a cada cosa que hago. Es la única manera de competir.

-¿Cuándo nace Madreselva?

-Arrancó en 1989 con mi madre y yo me incorporé en 1995. Di el cambio de rumbo en 2004, cuando decidí no vender a través de la feria Intergift (del Regalo) de Ifema, porque era cada vez más complicado y no me llegaba la producción. Además, entró mucha producción china.

¿Qué productos trabaja?

-Tengo una línea pequeña, para museos y tiendas verdes, destinada a turistas. Otra se dedica a la decoración, que fue la que estaba en el inicio y que funcionaba muy bien pero dejó de hacerlo. Son espejos, bandejas, percheros... Para ello, hablaba con un carpintero y uníamos nuestros trabajos. Y luego el trabajo por encargo, sobre todo las láminas, que es lo que ahora mismo funciona mejor.

-¿Y la entrada en el mercado de los productos chinos afecta?

-Es tiempo de innovar, el que lo hace sobrevive. No son los chinos exactamente, sino más bien empresas españolas que trasladaron su producción a esos países y la abarataron. Sucedió en 2002. En cualquier caso, es más fácil sobrevivir si no tienes personal a tu cargo. Hay menos gastos y necesitas menos ingresos.

-¿Cómo funciona la firma?

-Tenemos un taller en Fuenteheridos (Huelva) y delante hay un pequeño huerto de donde sacamos las flores. Ése fue el origen del taller. Tuvimos otro antes en Santa Rufina y después nos desplazamos a éste (Alameda). Trabajamos mucho las flores que cultivamos. Se recolectan y se prensan durante un par de meses y después se ponen en un paspartú y se les hace una curación para que se vean sanas en las láminas.

-¿Hay mucha competencia?

-En Andalucía no hay nadie que tenga un taller como el mío. En el resto de España sí hay. Soy partidaria del asociacionismo. Somos artesanos pequeños y es importante tener reuniones, acceso a internet y salir a la calle para ver el pulso del público. Pero cada vez vendo más a éste directamente. La Federación de Sevilla está haciendo un papel importante y el Ayuntamiento nos está echando una mano.

-¿Recurrir a la artesanía es una buena fórmula para el autoempleo ante la crisis?

-Para tener una empresa pequeña hay que organizarse bien y no buscar sólo el dinero, sino la creatividad, y trabajar mucho. Hay gente que está apostando por ello y encuentra salida.

-¿Hay ayudas públicas?

-Muy pocas. Estoy en contra de no abrir la empresa hasta recibir la subvención. Soy partidaria de llevar las ideas a cabo y, si funcionan, lo hacen con y sin ayudas, porque las cuentas deben salir independientemente. Este año he recibido una pequeña.

-¿Ampliará el negocio?

-Estoy muy contenta como estoy. Y como la producción es muy limitada no puedo abarcar mucho más. Además, no quiero ni puedo trabajar más rápido de lo que lo hago. Es todo muy delicado. Me organizo con cita previa, como un dentista.

-¿Se puede innovar e incorporar nuevas tecnologías en un negocio artesanal?

 -Yo aposté por las nuevas tecnologías hace muchos años. En 2000 hice la primera web, que no me sirvió para nada porque no había tantos usuarios. A mí me sirve ahora mucho porque es la presentación de mi trabajo. Es una tarjeta de visita virtual. Lo hago a través de la web y del blog. Y se puede innovar. Todo los años hago pruebas con flores distintas.

-¿Qué opina de la imagen de artesano frente a la de empresario?

-Estoy en contra de que se relacione siempre la imagen de artesano con la de un hippie. El artesano es un empresario o un autónomo que se dedica a crear empleo y riqueza, dentro de su pequeña capacidad de actuación.

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