-El programa de desarrollo empresarial 50K, una auténtica referencia para las competiciones de emprendedores, cambia y, a partir de ahora, se centrará en ayudar a empresas con problemas o en crisis. ¿Por qué?
-Cuando se inició el programa por parte del Instituto Internacional San Telmo, hace doce años, hacía muchísima falta fomentar la iniciativa emprendedora. Ahora también, pero existen instituciones públicas y privadas de toda índole y con todo tipo de ayudas para apoyarla. Por ello, en esta nueva etapa, aunque tenemos firmas de nueva creación, nos enfocamos hacia las que pasan dificultades y no tanto al aprendizaje como a diseñar medidas para resolverlas.
-Uno de los grandes problemas de la economía española es que faltan emprendedores...
-Sí, pero, insisto, las cuestiones básicas para un emprendedor las cubren las administraciones, como el apoyo técnico, la disposición de oficinas, la formación, etcétera. Nosotros damos un paso cualitativo para abordar el posicionamiento estratégico de una empresa. En el programa que acaba de arrancar, tenemos desde empresas en fase de lanzamiento hasta empresas ya maduras, pasando por las que, tras 5 o 10 años de vida, se encuentran en un punto de inflexión y urgen saber qué quieren ser de mayores. Se necesitan emprendedores, sí, pero sobre todo buenos proyectos.
-Emprender es una aventura arriesgada...
-Y muchos lo hacen como una huida hacia adelante sin tener madera de empresarios, sin motivación, quizás para demostrar a los demás que son emprendedores.
-¿Considera que hay apoyos públicos suficientes para el emprendedor?
-En ayudas, sí, pero deberían cambiar los criterios puesto que a veces termina el dinero en la basura. Y lo que falta realmente es promover la cultura emprendedora desde edades muy tempranas. Sólo el fomento del espíritu emprendedor podrá superar el miedo al fracaso.
-¿Y cómo encara el 50K las dificultades de las empresas?
-Muchas escuelas de negocios poseen programas de emprendedores, sólo nosotros incluimos empresas en un punto de inflexión. Participan los equipos directivos de esas empresas y analizamos su modelo de negocio a nivel de operaciones, comercial, costes, estructura financiera, estructura institucional, estructura directiva y sistemas de control, éstos para identificar los desvíos respecto a los objetivos. La mayoría requiere socios y financiadores, así que el último paso consiste en la valoración de la empresa para negociar con fondos de capital riesgo, Invercaria, el fondo Jeremy, etcétera.
-Chequeo, hospital...
-Se chequea qué te duele y sales reforzado. Para algunos es un chequeo preventivo, y para otros, análisis de sus problemas.
-¿Y aconsejan el tanatorio?
-Algunas veces.
-En el hospital de la Junta de Andalucía hubo y hay empresas en crisis, Santana, Astilleros...
-Nosotros nunca asumimos la gestión de ninguna empresa. Las empresas que llegan al Instituto Internacional San Telmo tienen clarísimo que las soluciones pasan por sí mismas, por las decisiones de sus directivos. Nosotros aconsejamos, acompañamos, les obligamos a dar una respuesta a los problemas, hacemos incluso de abogados del diablo. Sacamos el diamante en bruto de la cabeza de los directivos y lo pulimos durante seis meses.
-¿Y qué opina de ese hospital de la administración?
-Existen intereses contrapuestos. Por un lado, el recurso a papá Estado desincentiva la buena gestión. Y por el otro, el Estado se encuentra a veces en la necesidad de intervenir en empresas intensivas en mano de obra, aunque no es lo deseable. Manda la ley de la oferta y la demanda y si no somos competitivos haciendo barcos, quizás haya que orientar a los trabajadores hacia otros sectores y no empeñarnos en hacer barcos.
-El empresario suele ser muy suyo. ¿Es complicado el chequeo?
-El chequeo en una empresa en la fase de lanzamiento es continuo. En la empresa madura es más fácil, pero en ocasiones el empresario ya asentado está abstraído de la realidad, es miope al estar enamorado de su empresa y de su producto y sólo ve el problema en la competencia, cuando el problema podría estar dentro de su empresa.
"Para los proyectos buenos sí hay crédito"
-¿Qué tipo de problemas se presentan en las empresas que llegan al programa 50K?
-De todo tipo, desde una caída brusca de la facturación hasta equipos muy buenos como técnicos pero sin experiencia empresarial, pasando por aquéllas nacidas de un grupo de amigos donde todos son socios y la estructura institucional les impide tomar decisiones rápidas, las que necesitan reorientar el negocio, las que no identifican las necesidades del mercado o las que surgen de las universidades y carecen de visión comercial.
-¿Y la cuestión financiera, de deudas?
-Los problemas financieros están en muchas, pero aquéllas que tienen un buen producto y buenos clientes y las ideas claras, créame, no tienen problemas con los bancos. La clave, encontrar tu nicho de mercado.
-¿Y cuánto dura el programa?
-Seis meses, con una parte lectiva y un seguimiento personalizado por parte de experimentados monitores, exdirectivos de grandes empresas como Endesa, Gas Natural, Heineken o BBVA.
-Después de once años de competición de emprendedores del 50K, ¿ha quedado alguna vez frustrado cuando alguno de los proyectos premiados ha fracasado?
-No. Los premios los concedía un jurado independiente y no San Telmo. No hay frustración alguna, al contrario, es un placer trabajar con las empresas. La tasa general de supervivencia de los emprendedores es del 5% y en nuestro programa alcanzaba el 60%, y eso es una gozada. Lo que sí frustra es trabajar con emprendedores que no querían emprender.
-¿Qué debe tener el emprendedor?
-Capacidad de lucha, motor propio, motivación, capacidad de ilusionar a los demás y marcado carácter comercial.
-¿Le gustaría a usted ser funcionario?
-No. A mí no me supone un reto.
