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Sergio Rico: madurar desde la exigencia

El portero canterano lleva quince duelos oficiales defendiendo la portería del Sevilla. Ante el Gladbach obtuvo un notable en su prueba más exigente. Unai Emery confía ciegamente en él

el 21 feb 2015 / 10:05 h.

Sergio Rico saluda a Moisés de Hoyo (Foto: Manuel Gómez). Sergio Rico saluda a Moisés de Hoyo (Foto: Manuel Gómez). Parece que fue ayer cuando el nombre de Sergio Rico comenzó a salir en los medios de comunicación y a sonarle a los aficionados sevillistas que no miren más allá del primer equipo. El portero sevillano, titular por aquel entonces en el filial, tendría la oportunidad de debutar oficialmente con el primer equipo en un partido de Liga. Beto y Barbosa habían caído lesionados en los dos primeros compromisos ligueros. La tercera opción saltaba a escena. Desde aquel 14 de septiembre, día del Sevilla-Getafe de la tercera jornada de Liga, han pasado ya más de cinco meses, tiempo en el que el guardameta ha disputado 15 encuentros (13 de ellos desde el inicio) y donde se ha ido ganando un hueco en la mente de su entrenador y en el corazón de Nervión Su actuación ante el poderoso Borussia Mönchengladbach ha sido el empujón definitivo que necesitaba Sergio Rico. El puñetazo en la mesa que todo profesional tiene que dar en la élite. El día en el que tu parroquia piensa para sí misma: “Aquí hay portero”. Y lo hizo con la naturalidad y serenidad de siempre. Sin hacer aspavientos ni gritarle desesperado a su defensa, sobrepasada durante demasiados minutos por el contrario. Rico hizo su trabajo. Aguantó a la perfección en las dos ocasiones más claras de los alemanes –un solo gol habría puesto muy cuesta arriba el pase– y dio seguridad en todo momento. Con la lesión de Beto parecía que se fuese a terminar el mundo. El portero titular, que siempre jugaba los partidos clave, como la vuelta de Copa del Rey ante el Espanyol (competición que jugaba Rico por costumbre), tendría que perderse una parte fundamental de lo que resta de curso. Con Barbosa defenestrado, era el turno de Sergio Rico. Ya había demostrado anteriormente de lo que era capaz, aunque ahora se le miraría con lupa. En el Bernabéu, lugar de la lesión de Beto, mantuvo al Sevilla con vida hasta el pitido final, salvando varios acercamientos mortales del Real Madrid. Frente al Getafe, en una derrota que escoció muchísimo en Nervión, las primeras guadañas sobrevolaron su cabeza. Se hablaba de un error en el segundo gol del Getafe, donde ciertamente lo hubo. Sin embargo, minutos antes había salvado un mano a mano imposible frente a Álvaro Vázquez. Pero en el fútbol lo malo siempre prevalece por encima de lo bueno. Ese primer momento de duda, con la crítica sobre sus hombros, lo ha apartado de un guantazo. Ante el Córdoba apenas tuvo que intervenir en un par de acercamientos con disparos lejanos. Ya contra el Gladbach la historia fue bien distinta. Nervios de acero para detener la avalancha alemana. Velocidad y determinación en su particular mano a mano, además de buena colocación y seguridad en los balones aéreos. Normal que tanto cuerpo técnico como compañeros se acercasen a él para reconocerle la buena noche que había tenido. Es un premio al trabajo y la constancia. Esto es un punto y seguido. Mañana toca jugarse el cobre en la Liga en Anoeta. Lo ocurrido en Europa no tendrá eco hasta el próximo jueves, donde nuevamente habrá un examen duro, tanto para Sergio Rico como para el resto del equipo. Y, mientras, Unai Emery trata de calmar la euforia en cuanto a todo el optimismo que generó su actuación, sin quitarle su justo protagonismo. “Lo importante es que está creciendo. Un partido más que juega a este nivel de exigencia incluso en el aspecto emocional. Todo lo que sea acumular partidos y que su actuación sea regular, es algo bueno. Pero todavía tiene que mejorar aspectos que serán algo bueno para el equipo”, aseveró. Sergio Rico tendrá tiempo, como dice su técnico, de seguir creciendo en el próximo mes y medio. A Beto, que el 9 de febrero decidió no operarse, por lo que acortaba los plazos a “seis u ocho semanas”, no podrá ponerse entre palos hasta finales de abril. Todo el peso de la portería recaerá en un portero de la cantera. Que, pese a sus 21 años, ha demostrado que puede aguantarla son problemas.

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