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Si Mahoma no va al Parlamento

El PP está dispuesto a jugar todas las pelotas en su afán por marcar un gol definitivo en Andalucía. Si la pasada semana y a despecho de sus propios votantes que no son tan dados como los de la izquierda a la pancarta y la cartelería, todos sus diputados menos Javier Arenas se encartelaron en el Parlamento de Andalucía...

el 15 sep 2009 / 19:27 h.

El PP está dispuesto a jugar todas las pelotas en su afán por marcar un gol definitivo en Andalucía. Si la pasada semana y a despecho de sus propios votantes que no son tan dados como los de la izquierda a la pancarta y la cartelería, todos sus diputados menos Javier Arenas se encartelaron en el Parlamento de Andalucía por la bochornosa ausencia de varios consejeros en un debate ni más ni menos importante que cualquier otro.

Y si se pasaron tres pueblos al descalificar a la presidenta, Fuensanta Coves, a su presidente tuvo alguien que tirarle de las orejas por criticar que Manuel Chaves se dedicara a acompañar al rey Juan Carlos en una visita oficial en Andalucía. Al cabo de las explicaciones dadas por Arenas, uno no sabe muy bien si La Zarzuela tendría que coordinar sus visitas con el Hospital de las Cinco Llagas o si la Cámara tendría que fijar sus sesiones en función de la agenda del monarca.

Lo que no creo que pretendiera es que los diputados se desplazasen en masa y a la antigua usanza allá donde vaya Su Majestad. Lo del pleno institucional de Antequera, en memoria del 30 aniversario del Pacto que auspició la autonomía, ha sido harto elocuente sobre cómo piensa aprovechar hasta sus fuera de juego en la carrera hacia la Casa Rosa, el Palacio de San Telmo o donde sea.

Su secretario general, Antonio Sanz, comenzó por decir que la sesión plenaria debía suspenderse y ser sustituida por una simple reunión de la Mesa y de la Junta de Portavoces para evitar gastos "excesivos" ante la situación de crisis económica a escala mundial que probablemente -estoy convencido de ello- habrá provocado el régimen chapista que nos oprime. Lo paradójico del caso, según recordaba el ex presidente parlamentario Angel López, es que todos los diputados, salvo los de Sevilla, cobran dietas cuando se desplazan a la capital para las sesiones ordinarias del Parlamento. ¿No podría ser que, en este caso, ocurriese lo mismo sin más dispendio y que fueran los diputados malagueños quienes no las cobrasen?

El PP optó por que los suyos renunciaran a las mismas y es más que probable, aunque nada dicen las crónicas al respecto, que viajaran a Antequera en los autocares de Portillo. No parece, sin embargo, que esa itinerancia del Parlamento perjudique en nada a un mayor conocimiento de la institución que más leyes promueve y que, sin embargo, menos eco tiene entre la ciudadanía. Si Mahoma no va al Parlamento, el Parlamento va a Mahoma, podría ser su eslogan, dicho sea con todo respeto a la Fiesta del Sacrificio, vulgo del Cordero.

Lo suntuario no es que sus señorías rindan, a partir de ahora, como en la Isla de León hace apenas un mes, perpetúo homenaje al nomadismo de los gitanos canasteros; sino que las leyes que promulguen sirvan para que Andalucía deje de viajar hacia ninguna parte. Gobierne Arenas o siga sin hacerlo.

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