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Simpático local de buenas tapas

La Chunga (Centro). Alegre y luminoso, impera el buen humor en la decoración, un rincón divertido donde se come bien.

el 08 feb 2013 / 21:50 h.

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AAgradable local que abrió sus puertas en septiembre 2012, en la parte de Arjona, qué calle más fea por Dios, que hace un rinconcito junto a ese edificio blanco de aspecto gaditano costero y una placita con un antiguo quiosco bar. Hace esquina, luminoso, con grandes cristaleras y una agradable terraza bajo los naranjos. El interior sigue el estilo del Ovejas Negras de la calle Hernando Colón, con quién tiene relación, aunque éste es más alegre. En el interior mesas y barra, junto a ésta un pasillo que, mientras vemos la cocina, nos lleva a un comedor trasero que tiene entrada también por la calle Albuera. El espíritu desenfadado del local se muestra ya en el diseño físico de la carta de tapas. Una imagen entre industrial y de Ikea, con baldas de madera y tubos metálicos, baldas que soportan botellas, latas y frascos, en plan ultramarinos fashion, las botellas de vino se acuestan en palets adaptados a rústica bodega.

La cerveza, Cruzcampo, se tira muy fría, nos sirvió de entrada con unas aceitunitas invitación de la casa. Para arrancar, como propone la carta, empezamos con una Ensalada César de pollo crujiente y bacon (5,00 €), una tibia ensalada con pollo empanado y un bacon cortado grueso y planchado, equilibrada mezcla con un fondo con sensaciones de crema de queso y fresca menta, muy rica y con suficiente ración para tres o dos hambrientos.
Nos gustó muchísimo el Wok de verduritas tiernas y pato (4,50 €), también en generosa ración, aunque los platos para servirse son bastante pequeños, un sabroso plato de reminiscencias orientales, a base de arroz de grano largo, al dente, como las verduritas, hechas al wok, todo gustosamente mezclado con una suave salsa de soja matizada por salsa de ostras y maceración de jengibre, sobre el conjunto hebras de pato deshuesado, muy rico.

Probamos un magníficamente presentado, detalle de la pinza, Chiken Kebab con salsa de yogurt y cítricos (3,50 €), con un lecho de patatas paja que no aportan mucho más allá de la cama para la tortita que, por cierto, está muy buena, con aritos de puerro, cebollita frita y el fresco toque cítrico de la salsa.

Nos dimos el capricho de probar el Goloso de chocolate (3,90 €), un batiburrillo de nata montada, brownie, castañas y goterones de dulce de leche, una suave tentación.
Para acompañar las tapas hay una carta de vinos donde casi todos se pueden probar por copas, nos decidimos por un Mencía del Bierzo, Luna Beveride (2,50/14,00), goloso, con ese toque mineral propio de la zona. En la carta también blancos de verdejo, albariño o chardonnay; Sumarroca (2,20/13,00) es el único rosado de la carta; en tintos, además del citado, un Luis Cañas de Rioja (16,00 €) o un Viña Sastre Roble de Ribera de Duero (16,00 €), ambos de altura, pero no se copean.

En la cocina manda José María Tavallo, a quién conocimos en la Posada de Velilla, otra figura de la cantera de Heliópolis, que pasó por Gastromium y San Fernando 27 (Finis Gloriae Mundi), y que está practicando una cocina desenfadada y sabrosa, donde nos quedamos pendiente de probar su Risotto de calabacín, trufa y parmesano (5,00 €), su Hamburguesita con queso fundido, mayo de soja y panceta (4,50 €), el Bacalao confitado, setas y crema de ajo (4,50 €) o sus ‘clásicas' Berenjenas a la parmesana (3,90 €). A diario tienen también tienen un guiso fuera de carta. Volveremos, porque además ponen alegre música de los ochenta de fondo.

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