El vicepresidente segundo del Gobierno, Pedro Solbes, admitió hoy que el Estado e incluso el conjunto de las Administraciones Públicas cerrarán este año con un ligero déficit, si bien añadió que el objetivo del Ejecutivo es mantener los niveles de deuda actuales.
Tras su intervención en un curso organizado por la Fundación BBVA y El País, Solbes reconoció que las cuentas del Estado de este año cerrarán con déficit, si bien recordó que las de la Seguridad Social tendrán un "claro superávit", por lo que ambas en conjunto podrían registrar un ligero saldo positivo.
Añadió que no le preocupa que en el conjunto de las administraciones -Estado, Seguridad Social, Comunidades Autónomas y Ayuntamientos- no haya superávit este año, porque eso es algo con lo que sólo se cuenta desde 2005, y porque del mismo modo que con mayor crecimiento hay saldo positivo puede haber déficit con un crecimiento menor.
Tras recordar que con la reforma de la ley presupuestaria se distingue claramente entre las cuentas de la Seguridad Social, las del Estado y las de las comunidades autónomas y corporaciones locales, Solbes insistió en que lo que al Gobierno le preocupa es mantener los niveles de deuda pública actuales, que son los que aún proporcionan un margen de maniobra.
Al cierre del año pasado, las cuentas públicas tuvieron un superávit del 2,23 por ciento del PIB, mientras que la deuda pública había bajado hasta el 36,2 por ciento del PIB.
No obstante, Solbes considera que en la actual coyuntura hay que dejar actuar a los estabilizadores automáticos -"un lujo que pocos países pueden permitirse"- y si el funcionamiento de ellos genera mayor déficit, hay que entenderlos.
Insistió en que en el momento actual hay que aprovechar la solidez y la fortaleza de la economía española, que cuenta con unas finanzas públicas "saneadas", un sistema financiero "robusto", y una clase empresarial "ambiciosa", aunque recordó que, a su juicio, la situación es la más compleja de las vividas en las últimas décadas.
En cuanto a los datos macroeconómicos, dijo que posiblemente se revisarán y se conocerán algunos en los próximos días.
Y es que tal como explicó, a España la situación se le complica algo más que al contexto internacional, al coincidir la "corrección abrupta" del sector inmobiliario, las presiones inflacionistas, la pérdida de renta disponible y la importante restricción crediticia.
Solbes añadió que los gobiernos demostrarán su capacidad de afrontar la crisis y así resaltó que si se facilitan las correcciones necesarias y no se obstaculizan los ajustes, España podrá garantizar estar en mejores condiciones de partida "cuando la tormenta pase".
El ministro de Economía reconoció que será necesario algún tiempo más para conocer el efecto de medidas como la deducción de los 400 euros en el IRPF, que suponen una inyección en la economía española de unos 6.000 millones de euros, o la rebaja del impuesto de sociedades.
Sin embargo, se mostró de acuerdo con los expertos que han afirmado que España y Estados Unidos han sido los países que más medidas han tomado para afrontar la actual coyuntura.
Así, destacó que con el conjunto de las decisiones adoptadas para reanimar la economía española se han inyectado unos 10.000 millones de euros, "un pastón, que dirían los castizos".
En cuanto al debate del uso de la palabra crisis para definir la actual coyuntura económica, remarcó que se puede utilizar si se entiende como transformación profunda de la economía, pero no como sinónimo de recesión, al tiempo que insistió en la transparencia del Gobierno con los datos que semanalmente publica.
