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Sri Lanka acorrala a los rebeldes y pone fin a una guerra civil de 25 años

La guerrilla tamil declaró ayer que "la batalla ha llegado a su amargo final" y anunció el cese unilateral de los combates ante el derramamiento de sangre en el norte de Sri Lanka. "Sólo nos quedaba una opción: eliminar la última débil excusa del enemigo para matar a nuestro pueblo", alegaron los rebeldes.

el 16 sep 2009 / 02:53 h.

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La guerrilla tamil declaró ayer que "la batalla ha llegado a su amargo final" y anunció el cese unilateral de los combates ante el derramamiento de sangre en el norte de Sri Lanka. "Sólo nos quedaba una opción: eliminar la última débil excusa del enemigo para matar a nuestro pueblo", alegaron los rebeldes.

"Hemos decidido silenciar nuestras armas", dijo en un comunicado el jefe de relaciones internacionales de la guerrilla de los Tigres para la Liberación de la Patria Tamil (LTTE), S. Pathmanathan. "Contra todo pronóstico, hemos contenido a las fuerzas cingalesas [etnia predominante en la isla] sin ayuda, excepto el apoyo sin fin de nuestro pueblo", aseguró el jefe rebelde en la nota.

El Ejército ceilanés, que acusa a la guerrilla de usar a los civiles como "escudos humanos", ha rehusado una y otra vez declarar una tregua y el LTTE ha seguido combatiendo a las tropas durante semanas pese a su situación de debilidad. "Tenemos que hacer todo lo que podamos para detener esta carnicería. Si ello significa silenciar nuestras armas y entrar en un proceso de paz, eso es algo a lo que ya hemos accedido", dijo Pathmanathan.

También denunció que en las últimas 24 horas 3.000 civiles tamiles han muerto y otros 25.000 han sufrido heridas y no disponen de "atención médica".

"No aguantamos más ver cómo se derrama la sangre de nuestro pueblo", abundó Pathmanathan, quien lamentó que las potencias extranjeras hayan hecho "oídos sordos" a los llamamientos para detener la "masacre". Muy diferente es la versión del Gobierno, que horas antes dijo haber "rescatado" en tres días a los 50.000 civiles que el LTTE tenía como "rehenes" en una pequeña franja de territorio en el distrito norteño de Mullaitivu, a pesar de que hasta hace poco sostenía que no más de 20.000 personas se hallaban en la zona.

Días atrás el Ejército había anunciado una ofensiva final contra el LTTE -que etiquetó como "operación de rescate"-, y ambos bandos continuaron con los combates pese a los llamamientos internacionales para conseguir una tregua que salvara la vida de los civiles. Una fuente de Defensa de Sri Lanka aseguró a The Daily Mirror que el Ejército ceilanés aún no han dado con el paradero del líder de los rebeldes, Vellupillai Prabhakaran.

La guerra civil de Sri Lanka ha continuado en las últimas semanas pese a los llamamientos internacionales y la visita de diplomáticos: la última de ellas del enviado de la ONU, Vijay Nambiar. La "ofensiva final" del Ejército coincide con la victoria electoral del Partido de Congreso en la India, uno de los pocos vecinos con margen de maniobra para influir en las decisiones de Ceilán. Aunque el Gobierno indio había lanzado durante la campaña electoral mensajes para mostrar su preocupación por los civiles tamiles -minoría étnica también presente en el gigante asiático-, se ha mantenido relativamente al margen del conflicto. El LTTE, tachado de "terrorista" una y otra vez por los líderes del Partido del Congreso, asesinó al ex líder indio Rajiv Gandhi en 1991.

El conflicto de Sri Lanka arrancó hace más de un cuarto de siglo y el alto el fuego que rigió sobre el papel entre 2002 y 2008 no sirvió para alcanzar una solución negociada.

El LTTE, bajo otras siglas, nació como un grupo que llevaba a cabo atentados después de que el Gobierno impusiera en la década de 1950 el cingalés como lengua oficial del Estado, algo que junto a otras decisiones soliviantó a la minoría tamil, que se aglomera en el norte y el este de la isla.

Tras constituirse como guerrilla y adoptar su nombre actual, el LTTE empuñó las armas en 1983 en una guerra abierta contra el Ejército para conseguir un Estado tamil que ha dejado la muerte de más de 70.000 personas.

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