Enero ha deparado al Sevilla algunas alegrías y algunas decepciones en forma de fichajes. De las últimas fueron sonadas, por ejemplo, Magallanes o Rubén Vega. Pero ganan por goleada los aciertos en el mercado invernal, que tradicionalmente se le suele dar bastante bien a la dirección deportiva nervionense.
En un mes de enero llegó Daniel Alves, en otro mes de enero llegó Adriano, en otro aterrizó en Sevilla Julien Escudé, incluso Kerzhakov –que pese a marcharse un año después dio una media temporada notable– y en un mes de enero ha llegado Marius Stankevicius, Mario para la plantilla nervionense y sobre todo para Manolo Jiménez, que prefiere su nombre a su apellido puramente lituano para referirse a él.
Lo del báltico ha sido llegar y besar el santo como pocos. El Sevilla reaccionó pronto tras la baja indefinida de Sergio Sánchez y acudió al mercado para reforzarse con un futbolista del mismo corte, que pudiera actuar tanto de lateral derecho como de central, y lo cierto es que la jugada ha salido perfecta. Stankevicius se ha adaptado con rapidez y el club nervionense ya valora muy seriamente la posibilidad de hacer efectiva su compra en el mes de junio, fecha en la que se agota su cesión por parte de la Sampdoria. Unos tres millones de euros cuesta su opción de compra. Pero lo cierto es que Mario, Supermario, como ya se le empieza a conocer, se lo está ganando. Desde mediados de enero, fecha en la que llegó al Sevilla, ha disputado nueve encuentros, seis de Liga, dos de la Copa del Rey y el del pasado miércoles en la Liga de Campeones. Sólo se ha perdido tres encuentros, los de vuelta de la Copa ante el Barça, el Deportivo y el Getafe, aunque éste último por sanción, al ser expulsado con roja directa ante el Zaragoza.
KONKO, A LA ESPERA. Ha emergido el lituano precisamente cuando Konko, debido a una nueva lesión muscular, lleva ya de baja más de un mes. El francés sigue sin fecha fija de vuelta, aunque ya se ejercita de forma puntual con el resto del grupo.
