Por Mónica Ureta / Isabel Morillo 
Juan Ignacio Zoido este miércoles en el Parlamento.
"No, si al final la culpa de los ERE la va a tener el PP. Las palabras irónicas son del presidente del PP andaluz, Juan Ignacio Zoido, que creía tener ayer una oportunidad de oro para poner contra las cuerdas al presidente de la Junta por el mayor escándalo de corrupción en Andalucía, pero al final se quedó solo y aislado en el hemiciclo. Todos dispararon contra Zoido y solo él apuntó a José Antonio Griñán. Ni siquiera IU fue duro con el presidente socialista; todo lo contrario, terminó cerrando filas con él y dejando claro que nada va a desestabilizar el pacto de Gobierno, ni siquiera los tentáculos del fraude millonario de ayudas al empleo. Ese fue, en síntesis, el resumen de un tenso debate en el Parlamento sobre el caso de los ERE.
A Juan Ignacio Zoido le pusieron piedras en el camino desde su propia casa. Después del patinazo del Domingo de Ramos, cuando pidió que Griñán diera explicaciones en el Congreso y poco después el grupo popular lo descartó, el alcalde de Sevilla ha tenido muy difícil criticar la comparecencia a petición propia del presidente de la Junta, sobre todo porque ayer mismo el presidente del Gobierno y del PP, Mariano Rajoy, aparecía ante los españoles (ante la prensa) a través de una tele de plasma. PSOE e IU remarcaron cada vez que pudieron esa diferencia, igual que el hecho de que el Parlamento andaluz creara una comisión de investigación de los ERE y el Congreso no haya actuado así con el escándalo de Bárcenas. Socialistas y comunistas sacaron a relucir varias veces el caso del extesorero del PP que supuestamente pagó sobresueldos en B a la cúpula popular y la trama Gürtel, mientras que Zoido -al igual que Rajoy ayer- ni los mencionó.
El líder del PP-A fue el último en subir a la tribuna, después de haber recibido incontables golpes desde la izquierda. Desde días antes, su grupo había considerado un paripé el formato del debate porque solo había un turno de palabra, de diez minutos, aunque el presidente de la Cámara fue muy generoso con los tiempos. Zoido repitió en su intervención la tesis que los populares llevan dos años sosteniendo: que Griñán es el responsable de la trama corrupta de los ERE. Esa es, a juicio de PSOE e IU, la obsesión del PP-A: cobrarse la cabeza política del presidente de la Junta. Zoido lo desmintió y replicó que la obsesión de su partido es conocer la verdad. El alcalde esgrimió doce argumentos para probar que Griñán, como consejero de Economía desde 2004 a 2009, amparó el fraude que cifró en 1.400 millones y no lo paró. Le acusó de conocer la existencia del fondo de reptiles al llegar al Gobierno andaluz, de mantenerlo y de cebarlo. Recordó que Griñán era el responsable del Presupuesto y de las modificaciones presupuestarias que sirvieron para pagar, entre otras cosas, cocaína y sobrecomisiones y criticó que mantuviera en el cargo durante un año al entonces consejero de Empleo Antonio Fernández y también en este departamento a Daniel Rivera y Juan Márquez, así como al exdelegado en Sevilla, José Antonio Rivas. Zoido reprochó al presidente andaluz que no denunciara el fraude en los tribunales -ahí hubo un rifirrafe sobre quién llevó el caso ante la justicia y ambos mostraron sus denuncias- y que ocultara datos a la jueza Mercedes Alaya. También le consideró responsable de que el informe de fiscalización de la Cámara de Cuentas quedara mutilado.
Por todo ello, Zoido se mostró convencido de que Griñán es la pieza clave del puzzle del que hablaba Alaya en uno de sus autos. Usted pasará a la historia por ser el responsable político del mayor caso de corrupción, le espetó. Además, el líder de los populares recurrió al argumento que quizás más cala en una comunidad con un 36% de desempleo y acusó al Gobierno andaluz de malgastar el dinero de los parados.
El discurso de Zoido no arrojó ninguna novedad -tampoco el de Griñán-, pero sí el del portavoz de IU. José Antonio Castro fijó una postura respecto al PSOE radicalmente distinta a la que mantuvo su grupo en la comisión de investigación de los ERE en el Parlamento hace cinco meses. En su dictamen los comunistas señalaron a los exconsejeros Antonio Fernández y José Antonio Viera como responsables políticos del fraude pero PSOE y PP dinamitaron estas conclusiones. La legislatura pasada IU fue muy beligerante con este escándalo y también con el papel de Griñán como exconsejero, pero ahora la federación de izquierdas se sienta en el Consejo de Gobierno y ese discurso crítico se ha diluido. Ayer Castro se plegó a su socio en la Junta y cerró filas con Griñán: IU confía en usted, le dijo. El portavoz de la federación, que aclaró que IU está libre de polvo y paja por el caso ERE, aconsejó al PP que no pierda el tiempo intentando desestabilizar el pacto de Gobierno porque no lo va a conseguir. Aseguró que IU será la garantía para que un pasado podrido no pueda podrir el presente.
