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Tomás Gómez y Jiménez escenifican la ‘nueva’ unidad en el PSM

El candidato en Madrid 2011, muy conciliador, dice que «nadie sobra».

el 06 oct 2010 / 20:23 h.

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Tomás Gómez besa a Trinidad Jiménez en el Comité Regional que se celebró ayer.

El secretario general de los socialistas madrileños, Tomás Gómez, y su rival, la ministra de Sanidad, Trinidad Jiménez, escenificaron ayer en el Comité Regional la renovada unidad del PSM. Gómez llegó a proclamar que en su partido "nadie sobra y nadie debe autoexcluirse", ante los más de 500 miembros del Comité Regional que le ovacionaron puestos en pie y le jalearon de forma unánime durante minutos al grito de "presidente".


En un discurso animoso y conciliador, y tras besar efusivamente a su "adversaria formidable" la ministra de Sanidad, Trinidad Jiménez, Gómez agradeció de forma expresa a José Luis Rodríguez Zapatero y a José Blanco su "apoyo" y su "ánimo" para que los socialistas madrileños alcancen su objetivo de gobernar.


"Este partido está unido y en marcha, y cuando este partido está unido y en marcha es imparable hasta conseguir la victoria electoral", aseveró entre aplausos el líder del PSM.


Argumentó que "hasta el pasado domingo había dos candidaturas, dos discursos, dos proyectos de liderazgo y plataformas de apoyo a cada candidato", pero que "hoy ya no hay un 52% y un 48% en esta federación, hay un cien por cien dispuesto a dar también el cien por cien de su trabajo, de sus ideas, de sus militantes, para devolver a la Comunidad de Madrid los valores de la izquierda y del civismo". "Aquí ya no veo partidarios de una u otra candidatura, sino a la representación de un partido que acaba de dar una vibrante y brillante lección de democracia", insistió.


Entre llamadas a la unidad, Gómez convocó a los presentes a "trabajar" y les dijo que el trabajo es su "única arma". El desde ayer candidato socialista a la presidencia de la Comunidad de Madrid explicó triunfal que su partido ha logrado "derribar el muro del desinterés" y "romper la barrera del silencio que Esperanza Aguirre había puesto" alrededor suyo a través de algunos medios de comunicación, entre los que citó al ente público Radio Televisión Madrid.


La llamada a la unidad de Gómez fue respaldada en los pasillos de la sede de UGT -donde se celebró el Comité Regional- por la propia Trinidad Jiménez y por algunos miembros de la plataforma que apoyó su candidatura, como el diputado nacional y ex secretario general del PSM Rafael Simancas. Jiménez, que llegó rodeada de una veintena de cargos públicos que la han apoyado en las primarias, dijo que está convencida de que Gómez va a "contar con todo el caudal político que hay en torno a las dos candidaturas".


También resaltó que, aun siendo la "derrotada", las primarias le han parecido un "gran éxito", por la "visibilidad" que ha obtenido el PSM, por haberse "consolidado como una alternativa" y por el "altísimo grado de notoriedad" que ha alcanzado el vencedor, Tomás Gómez. Tres días después de su derrota, la ministra ha asegurado que no ha "tenido oportunidad de hablar con Gómez" de las listas electorales, mientras que él ha subrayado que éstas no se harán hasta principios del próximo año.


Hay perdedores. El que se salió del guión de la unidad fue el presidente de la Comisión Constitucional del Congreso, Alfonso Guerra, quien incluyó entre los "perdedores" de las primarias en Madrid a todos los que apoyaron a Jiménez, entre ellos el presidente del Gobierno, José Luis Rodríguez Zapatero, y el ministro Alfredo Pérez Rubalcaba. Alfonso Guerra señaló que "ganó el señor Gómez y los que le apoyaban y no ganó la señorita Trini (Trinidad Jiménez) y los que le apoyaban", y "todo lo demás son interpretaciones para salir del paso".


Estas declaraciones no fueron muy bien acogidas en su partido. La vicepresidenta segunda del Gobierno y ministra de Economía, Elena Salgado, consideró que Guerra, se ha referido a la ministra de Sanidad como la "señorita Trini" con intención y remarcó que "las mujeres, en política y fuera de ella, merecemos el mismo respeto que los hombres".


El jefe del Ejecutivo, José Luis Rodríguez Zapatero, sin embargo, fue más conciliador. Expresó su respeto por las declaraciones de Alfonso Guerra y subrayó que entre compañeros de partido "las derrotas son otra cosa" distinta que cuando se pierde con un adversario político.

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