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Tras el rastro de la droga robada

Un año después, el mayor robo de droga conocido en Sevilla sigue sin resolverse y pesando como una losa en el ánimo de los agentes de la Jefatura de Policía, de cuyos calabozos volaron más de cien kilos de cocaína y heroína por valor de al menos 4 millones de euros.

el 16 sep 2009 / 03:15 h.

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I. Comesaña / R. Velis

Un año después, el mayor robo de droga conocido en Sevilla sigue sin resolverse y pesando como una losa en el ánimo de los agentes de la Jefatura de Policía, de cuyos calabozos volaron más de cien kilos de cocaína y heroína por valor de al menos 4 millones de euros.

Desde el inicio se consideró un ataque desde dentro, cometido por los propios policías, por lo que agentes de Asuntos Internos de Madrid siguen en la ciudad investigando a sus compañeros. El juzgado que dirige las pesquisas lleva ya 4.000 folios de un asunto que "va para largo", porque es la única forma de lograr pruebas consistentes que, algún día, lleven a algún sospechoso ante los tribunales.

El mazazo llegó en mayo del año pasado, cuando un análisis rutinario antes de destruir un alijo reveló que los calabozos donde la Policía guarda toneladas de estupefacientes custodiaban ladrillos de yeso o harina. Con la misma apariencia que los demás e incluso marcas impresos, pero de sustancias inocuas, tras haber sido sustituidos. La sospecha cayó sobre la unidad antidrogas, Udyco, que vio cómo el prestigio logrado gracias a muchas incautaciones y arrestos se empañaba con un robo que tenía que venir de dentro, porque sólo ellos entraban y salían libremente de esos depósitos, custodiados con varios candados.

Mes y medio de trabajo de Asuntos Internos permitió saber que hacía meses que se estaba robando, pero dio alas al optimismo: el jefe superior, Enrique Álvarez Riestra, y el propio ministro del Interior, Alfredo Pérez Rubalcaba, se mostraron seguros de que en poco tiempo habría arrestos, pero no llegaron. Por el caso sólo han sido detenidas cuatro personas, ninguna policía. Se las supone implicadas en la distribución de la droga robada, pero un férreo secreto de sumario impide conocer el alcance de su implicación:dos quedaron libres con cargos y dos ingresaron en prisión, donde pasaron mes y medio hasta su puesta en libertad este mes por haber "variado las circunstancias", según el juzgado.

En paralelo, detenidos por tráfico de drogas cuyos alijos han sido robados quedaron libres. Están a la espera de juicio y Policía y Fiscalía creen que serán condenados, pero el robo quizá impida demostrarles la propiedad de toda la droga que se les incautó, y al debilitarse la acusación, se les ha concedido salir de prisión en libertad provisional.

El ambiente está enrarecido dentro de la Udyco, donde los policías se sienten sospechosos y cuestionan "estar pagando todos por culpa de alguno", pero también entre el resto de los agentes, cansados de que fuera de la Jefatura se les reproche lo ocurrido, "porque la gente sabe que eres policía, le da igual de qué unidad".

El robo ha llegado al Parlamento, donde el PP preguntó a Rubalcaba, que le recriminó que lo hiciera obviando el secreto judicial. El ministro no ha dudado en admitir que los ladrones "sabían lo que hacían", porque quién mejor que un policía para saber cómo eludir a sus compañeros.

La misma postura mantiene el juzgado. Fuentes del caso explican que el asunto se va a llevar con sigilo y paso lento, pero seguro, porque está siendo muy difícil encontrar pruebas y hay que asegurar bien lo que se vaya descubriendo. "Lo que tengamos tiene que estar muy bien atado", explican. El secreto es esencial para evitar que los implicados cortocircuiten las investigaciones.

El robo no parece haber hecho reaccionar a los responsables de custodiar los alijos: el Ministerio de Justicia ordenó crear un depósito adecuado hace 25 años; nunca se hizo. La Junta asumió las competencias hace 10 años, y tampoco se dio por aludida. La Policía ha reforzado la seguridad en el calabozo que usa de almacén, pero mantiene que no es allí donde debería estar la droga.

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