La Media Maratón de Los Palacios y Villafranca llegó hace 30 años a este pueblo del Bajo Guadalquivir en el mismo sprint de la democracia y en el mismo pelotón donde se apresuraban la nueva Constitución Española y las primeras elecciones municipales.
El trigésimo aniversario de la tercera mejor media maratón de todo el país -por detrás de Granollers y Madrid-, según el ránking de la Federación Española de Atletismo, se celebra estos días como una cita histórica.
Tendrá lugar este domingo, pero ya hay indicios repartidos por la población, el principal, una escultura en metal patinado que representa a un corredor griego, obra de José María Díaz Benítez, inaugurada por el alcalde, Antonio Maestre (PSOE), la delegada provincial de Turismo, Comercio y Deporte, Beatriz Sánchez, y los siete concejales del ramo en el pueblo en todos los mandatos.
El pueblo respira ya en la neblina saludable que cada año hace de antesala a una prueba en la que se vuelca casi toda la población en este municipio de 35.000 habitantes, donde una muchedumbre matutina recibe con afectuosos aplausos a los 3.000 atletas que participan.
Otro indicio es la exposición que acoge la Casa de la Cultura de los carteles de la prueba en estos últimos 30 años, muchos de ellos confeccionados por Eduardo Ponce. La muestra se completa con fotografías de aquellos años en los que esta prueba germinaba como un reguero de modernidad que llegaba un poco antes del día de la Lotería de Navidad desde la carretera de la Isla Menor. Sus 21 kilómetros son todo un símbolo más allá de lo meramente deportivo desde los tiempos míticos del portugués Fernando Reis, que ganó varias ediciones en los años 80, o del primero que la ganó José Suárez. Desde 1995, y con tan sólo la excepción del ruso Dimitry Maximov, la prueba ha sido conquistada por los kenianos, que cada año ponen el listón más difícil.
