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Un atraco tras la mudanza de la Policía alerta a la Cartuja

Un individuo atacó con espray antivioladores a la camarera de un bar para robar.

el 10 ago 2012 / 19:40 h.

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El atraco a una cafetería junto a la Facultad de Ciencias de la Información, el miércoles pasado al amanecer, ha puesto en estado de alerta a los empresarios de la Cartuja cuando se cumplen dos meses del cierre de la Jefatura de la Policía Local y su traslado a La Ranilla. Sin heridos que lamentar ni grandes sumas perdidas (tan solo el poco dinero preparado para dar las vueltas y el susto que se llevó la muchacha encargada del establecimiento recién abierto, a la que redujeron con un espray antivioladores y arrebataron también el bolso, según fuentes de la Policía Nacional), la reacción entre quienes trabajan a diario en los antiguos terrenos de la Expo se resume en su pesar por la falta de presencia policial y en su queja por lo solo y apartado que está este lugar, circunstancias que, combinadas, son poco menos que una invitación para quienes quieran ir allí a robar.

Esta es, en resumen, la opinión de Francisco José Chaves, trabajador de un restaurante cercano que jamás hasta ahora había sufrido ningún asalto, quien si bien no fue testigo directo del incidente, a punto estuvo de protagonizarlo en calidad de víctima: "Yo estaba abriendo el bar y preparando la terraza y me los vi venir. Eran dos hombres en una furgonetilla blanca, tipo Courier, y tal como me vieron hicieron el cambio de sentido. Y a mí se me encendió la bombilla, me metí en el local y cerré con llave. Se ve que la muchacha del otro bar, que estaba barriendo la puerta, no tuvo tanta suerte".

En el local del siniestro, la cafetería Cabimer, no estaban los ánimos para grandes declaraciones, pero al menos sí para confirmar lo esencial desde detrás de la barra, por boca de una compañera de la joven atracada.

"Ella ha estado en el médico, y no le ha pasado nada: que en los ojos le han echado un espray, que es lo que le ha hecho daño. Y lo que se han llevado ha sido dinero, pero la cantidad no la sé. Lo que había por la mañana para los cambios y eso". Según la Policía, los hechos se produjeron cuando la trabajadora estaba abriendo el local, momento que aprovechó un individuo para sorprenderla por la espalda, rociarle el rostro con el aerosol y obligarla a entrar en el establecimiento, donde le arrebató el bolso y una caja con el dinero para darse de inmediato a la fuga.

"Hoy, a las seis menos cinco de la mañana, ha pasado por fin un patrullero", exclamaba Francisco José Chaves durante su relato de los hechos del día anterior. "Ayer estuvo la policía preguntando a los electricistas que habían aparcado allí por si habían visto algo, porque por lo visto las cámaras de los edificios graban borroso. Y lo peor es que se ve que los atracadores iban a la desesperada, porque una cosa así no se hace a primera hora de la mañana. Yo, el teléfono del servicio de seguridad me lo he puesto en el móvil por lo que pueda pasar."

Reforzar la seguridad. "Ahora lo único que podemos hacer los locales es reforzar la seguridad y contratar mejores seguros. Y aguantar el chaparrón", sentencia Chaves. El establecimiento que regenta, Casa Manuela, paga 4.000 euros al año por ese concepto y ha instalado cámaras de vídeo de alta definición como las de los bancos, capaces de registrar los detalles de cualquier posible atraco.

Aparte, tiene cámaras que se activan por el movimiento. Y tras el susto de ayer están hablando de reforzar las puertas. "Esto lo presentan como un parque empresarial moderno, seguro, tecnológico", dice Esther Ramírez, su compañera de trabajo, "cuando en realidad estamos solos".

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