Cultura

Un caso crucial para Clara Deza

Vida y literatura confluyen de manera burbujeante en las más de 600 páginas que integran Y punto (Alfaguara), la novela que sustrajo a la escritora ferrolense Mercedes Castro nueve años de trabajo.

el 15 sep 2009 / 00:31 h.

Vida y literatura confluyen de manera burbujeante en las más de 600 páginas que integran Y punto (Alfaguara), la novela que sustrajo a la escritora ferrolense Mercedes Castro nueve años de trabajo.

Como buena gallega, Castro bebe de Torrente Ballestar y de la Pardo Bazán, "que son el no va más", así como de Suso de Toro, Manuel Rivas, Cunqueiro y Carlos Casares. Pero sobre todo "de una tradición oral acojonante. Mis abuelos no escribían, pero eran capaces de contar unas historias impresionantes. Y como allí siempre llueve, no hay nada mejor que hacer que escribir. Ahí empezó todo", recuerda.

Mercedes Castro empezó a escribir en su último año de estaduante de Derecho. "Tenía una compañera de piso que era poli, y llegaba siempre contando historias jugosas. La protagonista de Y punto, Clara Deza, es sin embargo un personaje completamente ficticio, tiene cosas más y de muchas mujeres", aclara.

Vengativa.

Deza, que toma su nombre de Los gozos y las sombras, es una agente de la autoridad contradictoria y deslenguada, sensible por dentro pero férrea de cara al exterior. Tras recibir un desconcertante mensaje de su mejor confidente, descubre que uno de los mafiosos más escurridizos planea su gran golpe. La policía, convencida de que se trata de su caso más importante, comienza entonces a bichear por las cloacas de la ciudad como por otros estratos no menos corruptos de la sociedad en la que vive.

A través de ella, Castro canaliza experiencias propias con ironía punzante: "El primer capítulo viene de una bronca que me echaron por llegar tarde. Soy vengativa, pero se trata de una venganza light, femenina y sutil, no le meto a nadie la cabeza del caballo en la cama. Como todas mis compañeras, hemos sufrido a jefes que te llaman chati y otros atropellos", comenta.

Sin embargo, la autora no quiere denunciar sólo las arbitrariedades que los varones ejercen sobre las féminas. "Mi visión es que en nuestra sociedad cada vez hay menos humanidad, y el fuerte pisa al débil. No porque sean hombres o mujeres:el jefe pisa al subordinado y el conductor al peatón. Este es un mundo cada vez más cruel y hostil".

Para reflejar esta perspectiva, Mercedes Castro ha echado mano de recursos propios de muchos géneros: "Me gusta, por ejemplo, la novela negra, pero creo que en la ficción que nos llega de Estados Unidos las mujeres no son creíbles.Ves a las chicas del CSI con esos tacones, esas pestañas, y te dan ganas de gritarles ¿pero dónde vas tú con esa pinta? Yo queria que Clara fuera muy real, que la gente se la pueda encontrar, que trabajara en un mundo de hombres y tuviera acceso a muchas escalas sociales", apostilla la escritora.

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