“Un día normal y hasta tranquilo para ser un lunes”. Así definieron ayer desde la Jefatura Provincial de Tráfico la primera jornada en la que se aplicó la limitación de circular a 110 kilómetros por autopista y autovía, una reducción que no tuvo repercusión alguna (ni positiva ni negativa) en el comportamiento del tráfico en las principales carreteras del área metropolitana, sobre todo en los accesos y salidas de la capital. Otra cosa es que la medida fuese bien acogida, y es que la mayoría de los consultados por este periódico se mostraron bastante escépticos con que sirva para ahorrar combustible, que es el argumento que esgrime el Gobierno.
Desde Tráfico se admitía ayer que todavía es pronto para sacar datos concluyentes sobre la repercusión en la circulación, emplazando a dejar pasar un tiempo hasta ver si hay cambios que, por otra parte, no se esperan. Ayer todo fue normal, con sus retenciones habituales en los momentos clave, es decir, entre las 7 y las 9 y entre las 14 y las 15.30 horas, básicamente en las grandes vías de acceso (A-92, A-376, A-49...) que desembocan en la SE-30 ya en la capital.
En la Jefatura Provincial de Tráfico explicaban ayer que la medida puede tener más repercusión en los trayectos largos (por ejemplo, el que vaya de Sevilla a Huelva) que en los desplazamientos por el área metropolitana. La explicación radica en que en los accesos a Sevilla no se entra a 120 km/h, ya que existen limitaciones que reducen la velocidad a 100 y posteriormente a 80 km/h. Es decir, que en la práctica ayer no se produjeron cambios y de hecho han sido pocas las señales que se han tenido que sustituir en la corona metropolitana.
¿Y los conductores, cómo vivieron este primer día a 110? Pues en general sin mucho entusiasmo. “Me parece una norma absurda que no va a ser representativa para el ahorro, parece que lo que buscan es multar más”, comentaba Juan Ramón López mientras repostaba en la estación de servicio de Santa Justa, a la entrada de Sevilla por la avenida de Kansas City. “No deja de ser una nueva forma de recaudar impuestos, al final no dejaremos de ir a la velocidad de siempre porque diez kilómetros menos no es nada”, aseguraba, en la misma gasolinera, David Ortega. Por su parte, Ana Ruiz defendía que “este límite no crea consciencia de gastar menos, si no se han respetado nunca los 120 ¡cómo se va a hacer con 110!”.
La bajada del límite de velocidad, que forma parte de un paquete completo de medidas encaminadas a ahorrar energía, permitirá a España ahorrar 18 millones de barriles de crudo al año, según los cálculos del Gobierno. Pero a Daniel Pavón no le queda la cosa clara: “Pienso que se va a pisar igual el acelerador. Si quisieran de verdad que esto fuera eficaz pondrían limitadores en los coches, que por otra parte es contradictorio con los nuevos motores que tenemos ahora”.
Entre los conductores que se paran en el semáforo en rojo antes de enfilar la calle Torneo hay opiniones para todos los gustos. “Creo que esto sólo conseguirá estropear los coches que tienen una sexta marcha, porque a 110 no puedes cambiar a la máxima, así que llevaremos el motor revolucionado”, dice José Rivero, mientras acelera su vehículo cuando el semáforo cambia a verde. “Si quieren ahorrar energía de verdad, ¿por qué no piensan en medidas de promoción de coches híbridos?”, pregunta de forma crítica Sandra Méndez. “100 euros no supone nada. Si nos multan los pagaremos y seguiremos corriendo”, apostilla María Rodríguez por la ventanilla de su vehículo.
La disposición, que estará en vigor hasta el 30 de junio con posibilidad de ser prorrogable, afecta a todas las autopistas y autovías de España, ya sean éstas de titularidad del Estado o de la comunidad autónoma. “Por la autopista nadie va a 120. Yo cumplo las señales porque me da miedo correr y todo el mundo me pasa. Ahora no va a ser diferente”, asegura Rocío Fernández, que reposta su vehículo en la gasolinera de la salida A-8004 en dirección a Brenes. José Antonio Vargas, que está inflando las ruedas de su bicicleta en el punto de aire de la gasolinera, parece tener una opinión más positiva en el asunto: “Para algo servirá aunque sean pocos kilómetros, ¡a mí me da igual porque voy en mi bici!”.
La verdad es que la mayoría de los ciudadanos consultados no apoyan la medida y no la encuentran útil porque el mensaje del Gobierno no ha calado en absoluto: la mayoría, como Susana González, que también reposta en la misma gasolinera, cree que “no deja de ser una triquiñuela para sacar dinero”. Y tampoco se terminan de creer lo del ahorro de 1.500 millones de euros anuales que dice el Gobierno. Al menos, la medida no generó más problemas de los habituales, de lo contrario sí que se hubiese puesto el grito en el cielo...
Por cierto, que la de Sevilla ha sido de las provincias andaluzas en las que más cambios de señales se han producido para pasar la limitación de velocidad de 120 a 110 km/h. En total han sido 206 las afectadas, 112 de la red estatal (sobre todo la A-4) y 94 de la autonómica (especialmente la A-92). Ambas administraciones aprovecharon el pasado fin de semana para acometer la mudanza de señales, cuya modificación ha supuesto un gasto de 13.248 euros en Andalucía, según datos de la Consejería de Obras Públicas y Vivienda de la Junta de Andalucía, cifra que no se ha aportado desde Fomento. Las pegatinas se encargaron a las mismas empresas que realizan habitualmente la señalización de las carreteras, cuyo personal las colocó y las cubrió hasta el domingo por la noche que se destaparon, para no inducir a error a los conductores que volvían a sus casas después del fin de semana.
