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Un dragado rutinario del río complicó la búsqueda de la joven Marta

Los policías, guardias civiles y militares que buscan a Marta del Castillo en el Guadalquivir desde hace 24 días están hurgando en la tierra removida durante el último dragado, que se realizó de forma rutinaria la semana siguiente a la desaparición de la joven.

el 15 sep 2009 / 23:46 h.

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Los policías, guardias civiles y militares que buscan a Marta del Castillo en el Guadalquivir desde hace 24 días están hurgando en la tierra removida durante el último dragado, que se realizó de forma rutinaria la semana siguiente a la desaparición de la joven. La falta de éxito en su búsqueda les ha llevado a intentarlo de nuevo en zonas ya rastreadas.

La Unidad Militar de Emergencias lleva días haciendo zanjas en la arena para facilitar que los perros de la Guardia Civil olisqueen mejor, y ayer tarde un grupo de submarinistas realizó una inmersión bajo el puente del Metro, en la orilla de San Juan de Aznalfarache, donde se arrojó parte de la arena dragada del fondo del río.

El cauce fue removido entre el 24 de enero, el día que desapareció Marta, y el 14 de febrero, cuando aún no se sabía que había muerto, para retirar el exceso de fango y suciedad del cauce dando así mayor fluidez al agua, arrastrando esas capas de lodo hacia los lados. Y esa labor rutinaria de mantenimiento del río puede haber dificultado la búsqueda del cuerpo de la joven, que fue lanzado al agua por su ex novio Miguel en un intento de ocultar que la había matado a golpes en su domicilio de León XIII. La mayor rapidez de las corrientes tras el dragado podría haber desplazado el cuerpo a mayor velocidad, o peor aún: el movimiento de tierras podría haber tapado tanto el cadáver como el cenicero con el que Miguel dijo haberla matado.

El chico, de 19 años, contó que sus amigos Samuel y El Cuco lo ayudaron a sacar el cadáver de la casa envuelto en una manta y a llevarlo en coche al puente de Camas, donde lo tiraron con el cenicero con el que la golpeó. La Policía y El Cuco acusan también al hermano de Miguel de haber participado, orquestándolo todo para deshacerse del cuerpo y quedándose en el piso para limpiar la sangre y eliminar otras pruebas.

Por eso, los 80 kilómetros de río que van desde ese puente hasta la desembocadura del Guadalquivir han sido revisados palmo a palmo por cientos de especialistas, incluidos buzos, perros, caballos y helicópteros. En los primeros momentos, esos restos de dragado, depositados en grandes montañas de arena colocadas cerca de las obras del Metro a su paso por San Juan, fueron analizadas por el dispositivo de búsqueda. Pero tras no encontrar nada los esfuerzos se centraron en el fondo del río, donde parecía más probable hallar a la joven.

Sin embargo, tras muchos días de búsqueda infructuosa, la Guardia Civil volvió a fijar la vista en esas montaña de arena sacadas del fondo del agua, por si era posible encontrar en ellas restos del cuerpo u otros indicios relacionados con el crimen. Los investigadores están muy extrañados de no haber encontrado todavía el cenicero pese a haber sacado del agua objetos más pequeños, por lo que empiezan a considerar otras posibilidades. Sin embargo, no son muy optimistas. "Es para descartar, son zonas que ya se han mirado, pero hay que intentarlo todo", aseguran fuentes de la investigación.

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