Un nuevo agujero, esta vez un desprendimiento de pared de unos 30 centímetros, volvió a alarmar ayer a los vecinos de los bloques cercanos a las obras del aparcamiento de la Ronda de Triana, que desde que comenzaron los trabajos no dejan de detectar grietas y temblores en sus edificios.
Un vecino de la tercera planta del bloque de Manuel Arellano, 34 -que junto al 32 son los más afectados por los desperfectos- retiró ayer unas cajas de juguetes que tenía apiladas ante una pared de su dormitorio, y se dio cuenta de que un trozo de unos 30 centímetros de yeso se había caído, arrastrando fragmentos de ladrillo. Una grieta junto al agujero hace presagiar que pronto caerá un pedazo más, según explicó ayer la portavoz de los vecinos, Concha Sánchez, que especificó que esta familia no sabe con certeza cuándo ha podido ocurrir.
Los Bomberos acudieron de inmediato e inspeccionaron de nuevo los dos edificios, que no han dejado de ser vigilados desde que, tras comenzar las obras, los vecinos denunciaron que se estaban abriendo grietas y uno de los bloques se desplazaba hacia adelante, separándose del otro.
El Consistorio dice que la abertura es normal, al estar en la junta de dilatación, una separación hecha aposta para evitar que los bloques se rajen sin control por otro sitio ante movimientos naturales de las estructuras.
Los Bomberos tranquilizaron ayer a la familia diciéndole que no veían otras señales que dieran la voz de alarma, como grietas o fisuras, una vez que hubieron revisado tanto el dormitorio donde está el desperfecto como un segundo cuarto, donde duermen los niños, que está en la misma pared, pegado a la junta de dilatación.
También revisaron el voladizo de la azotea, que preocupa a los vecinos porque se ha separado unos centímetros, y la pared trasera, que "se está desprendiendo", aunque según los Bomberos no hay riesgo para los viandantes.
Los vecinos también han avisado al Consistorio de una nueva balsa de agua en la obra, y han sido informados de que es un nuevo poro del muro, como el que surgió hace dos semanas y que el Ayuntamiento consideró normal.
