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Un paréntesis de ilusión para vivir una Cabalgata mágica

Con más de 20 grados a media tarde, miles de sevillanos se echaron a la calle a disfrutar de un cortejo que este año discurrió algo más acelerado

el 05 ene 2012 / 17:59 h.

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La ciudad de los contrastes se vistió ayer de primavera para dar la bienvenida a Sus Majestades. Salvo por el ambiente de ilusión que se respiraba en los alrededores de la antigua Fábrica de Tabacos poco más recordaba a esas tardes de Cabalgata en las que el paraguas y el frío se alzaban como grandes protagonistas de la jornada. Pues con los termómetros superando la barrera de los 20 grados a la hora de la salida nadie quiso perderse la comitiva real, y se contaban por miles los sevillanos que se echaron a la calle para recoger los 80.000 kilos de caramelos que repartieron los Magos de Oriente.

Y es que si al Rey Baltasar -Rafael Gordillo- no paraban de agasajarle con aquella famosa frase del "y no pueden con él", que lo alzó a ser uno de los grandes futbolistas de su época, la ciudad demostró que a pesar de las dificultades de cada día, nadie podrá arrebatarle la ilusión que vuelve a hacer niños a todos los sevillanos cuando llega el día de los Reyes. Así quedaba patente en los alrededores de la Universidad, plagados de público desde horas muy tempranas, y en la masa de personas que dificultaba el transitar de las carrozas por la zona de Menéndez y Pelayo.

La magia volaba en forma de caramelos que llegaban al cielo en homenaje a los que ya no están. Duros, eso sí, pues las golosinas blandas que se anunciaron brillaron por su ausencia. Tan sólo la carroza de Lipasam predicaba con el ejemplo de la nueva medida anunciada por el Ayuntamiento, quizás porque la carta que escribió el alcalde a Sus Majestades no llegó a tiempo. Con todo, Zoido vivía su primera Cabalgata como regidor de la ciudad y entre el baño de masas que le dieron los beduinos bromeaba con ellos sobre el buen tiempo. "Me dijisteis que no lloviera y no lo ha hecho". Palabra de alcalde.

La solidaridad llegaba de la mano de la carroza del Rey Melchor -el doctor José Pérez Bernal- que emocionado anunciaba que repartiría "esperanza para Sevilla en forma de caramelos". Desde su trono saludaba a una ciudad que ya aclamaba la llegada del primero de los Magos, esta vez con el hermoso mensaje de esos otros niños que lo acompañaban y que transmitían la ilusión en sus rostros de la nueva oportunidad que la vida les había dado por medio de un trasplante. Era la carroza de la esperanza y así lo anunciaba el cirio con la leyenda una estrella para la vida que iluminaba su parte delantera.

Detrás de Melchor llegaron el grueso de carrozas nuevas de la comitiva. Entre los más pequeños la que más gustó fue la del Ratoncito Pérez, sin duda la más espectacular de todas. Porque la más esperada, la de Dora la Exploradora, dejó un poco indiferentes a niños y mayores. Todos buscaban al personaje de moda entre los dibujos animados que, a falta de una gran figura que la representara en todo lo alto, quedo reducido a los disfraces que llevaban todas las niñas que daban vida a la carroza.

Mientras decrecía el ritmo del cortejo real, el ambiente se disparaba con el paso de los beduinos y las bandas de música que, entre villancicos tradicionales y otros ritmos más actuales, se afanaban en divertir al público a la espera de la llegada de Gaspar. Francisco Herrero prometió trabajo y, a falta de que más de uno tuviera en cuenta su mensaje, repartía moneditas de un euro entre los sevillanos. Eso sí, de chocolate, que aunque no solucionaban la crisis al menos endulzaron el momento.

El privilegio de ser el regalo más buscado se lo disputaron las equipaciones de la sección española de fútbol que repartía el Gran Visir y los baltasarines con el número 3 a la espalda que ofrecía el aclamado Rey Baltasar. Tantas ganas había por hacerse con uno de ellos que hubo a quién el afán por recogerlo le jugó una mala pasada, y acabó rodilla en tierra, más que para rendir pleitesía a los Magos, por conseguir el ansiado presente. A Rafael Gordillo -el ciclón de Oriente lo llamaron en el momento de su coronación- se le vio bastante emocionado por todas las muestras de cariño que recibía de los sevillanos. No importaron los colores futbolísticos que en tardes como la de ayer son suplidos por la magia que inunda a la ciudad.

A BUEN RITMO. Una vez que la comitiva real enfiló la Ronda Histórica, el ritmo de las carrozas se fue acelerando. El objetivo del Ateneo era que, como ya ocurrió el pasado año, la comitiva lograra entrar en la Universidad en torno a las 22.00 horas. A pesar de la ingente cantidad de público que se concentró en todo el recorrido, especialmente al paso de la Cabalgata por Triana y las calles más céntricas, la colaboración ciudadana y el esfuerzo de los voluntarios que rodeaban a las carrozas hicieron posible que Baltasar durmiera la magia de cada 5 de enero a la hora prevista.

Una vez que el cortejo real se refugió en la antigua Fábrica de Tabacos, los tres Reyes Magos se dirigieron hasta el Hospital de Valme, donde repartieron regalos e ilusión entre los niños ingresados en el centro hospitalario. Era el epílogo más hermoso para una noche en la que sólo quedaba esperar a que Sus Majestades llevaran a cada hogar los sueños de todos los sevillanos.

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